domingo, noviembre 29, 2009

Sumando

Era ese tipo de partidos qu se vatacinaba duro ante el rival que era: derby regional y cuarto puesto del conjunto visitante mas el partido devino soso en la primera parte y en los primeros minutos de la segunda, todo cambió por la justa falta de P. Cendrós que acabó con su justísima expulsión. El conjunto "granota" aparecía en Alicante con el objetivo de atar en corto tanto a los delanteros como a la zona del centro del campo. Tras la expulsión, llegó el once de Esteban Vigo con más intención ofensiva hacia la meta de Manu y así se logró el gol de la victoria. Hubo ese run-run por el miedo a un empate que no llegó. Porque si hubo un equipo que mereció salir de vacío de Alicante fue el UD Levante. Por esas cosas de la vida, tuve la suerte el día antes de este partido de escuchar su previa y escuchar al periodista valenciano decir que no entendía las expulsiones de las últimas jornadas, "que no daban ni una mala patada". Lo que ayer vi fue un equipo que no dio ni una mala patada, dio cuatro o cinco malas entre las que destaca la entrada alevosa a Sendoa y que acabó con Cendrós en el vestuario. El equipo visitante hizo su juego, buscaba el empate en la primera parte y, si el encuentro seguía igual en los últimos instantes, buscar el 0-1. Sin embargo, este equipo también demuestra que, además del "frac", tiene ese mono de trabajo que luce cuando el partido se embrutece.

El juego, como comenté, estaba embarrancado, impreciso, "tonto" en el sentido en que nadie atinaba a dar dos pases consecutivos. Por la parte que nos interesa, Cristian no lograba conectar en la banda derecha con la dupla atacante, lo mismo ocurría a Sendoa. Prácticamente, en la primera jugada de peligro visitante, Pina batía desde 25 metros la meta de Calatayud sin que el cancerbero pudiera lograr evitarlo. El partido se ponía más cargado con la victoria visitante pero el esfuerzo por el empate vino acompañado con ese toque de suerte que apareció en el momento oportuno para que un defensa levantinista, al querer evitar que Sendoa controlase, elevase el balón por encima del portero y entrar en la portería visitante. Empatar antes del descanso fue clave en el devenir del "match". En la segunda parte, el juego siguió prácticamente igual hasta que llegó la jugada por la que el conjunto azulgrana se quedaba sin su lateral derecho. Los cambios de Luis García Plaza quitaron nivel ofensivo para recuperar el equilibrio en la zaga. A partir de ahí llegaron las ocasiones como ese disparo flojo de Delibasic que paró el portero, otra ocasión que le llegó al montenegrino con una vaselina que salió ligeramente alta hasta que Peña, excelente en todo el encuentro, tras pared con Tiago, centraba hasta el "23" y éste, sin controlar, le dio con todo el alma desde la frontal y logró ese 2-1 que ya era merecido. Tuvo Danciu la ocasión para sentenciar pero disparó "al muñeco". Lo que no se puede negar al rumano es su trabajo, la suerte le llegará como a Delibasic. El 3-1 rondaba pero los instantes finales fueron casi un monólogo del Levante buscando el empate pero sólo mediante jugadas a balón parado donde Rubén era un peligro. Con el pitido final, la afición respiró, no tanto por el miedo que ocasionase el Levante, sino porque cuando se gana apurado y se perdona, hay un temor lógico. Los aplausos fueron el mejor epílogo a una victoria importante.

Apunte No quería olvidar y lo menciono aparte. Ayer debutó en competición liquera, Noe Pamarot. Salió en sustitución de un Sergio Díaz lesionado-al menos entró en el vestuario por su pie-, y estuvo en varios lances como un gol anulado de forma injusta o en un lanzamiento en plancha para cortar un avance levantinista. Salvo un leve fallo de marcaje en una zona poco peligrosa, su partido demuestra lo que ya opinaba de él: que viene a sumar, sencillamente tiene unos espléndidos competidores en su puesto y ahí sale ganando el Hércules.