Si hace unas semanas comentaba lo absurdo que suponía mostrar una amonestación por el simple hecho de quitarse una camiseta o celebrar un gol con la afición, lo acontecido en la entrada de Guilherme a Ruz es el mejor ejemplo de un código sancionador que raya en la necedad más absoluta. Si echamos un poco atrás la memoria y recordamos aquel partido de grato recuerdo ante el UD Almería, a Jorge Alonso un simple y leve toque con un jugador blanquirrojo supuso la misma tarjeta amarilla que la mostrada al jugador local y que va a dar con el jugador valenciano en el quirófano. Una vez olvidada la vía de oficio, sólo queda ver como el jugador brasileño sigue campando por los terrenos de España mientras los herculanos sentimos que Ruz no podrá jugar en un tiempo considerable. Que el Hércules CF no haya denunciado a la Federación, lo puedo llegar a entender porque no nos beneficia en nada: no hablo por la imagen sino porque es un jugador de un equipo que ya no veremos en esta temporada, que la sanción no la podríamos "disfrutar"(otra cosa es que nos pillara en Primera División y con el equipo andaluz a tiro) ya que sólo nos interesaba ese cuarto de hora con diez jugadores. Sin embargo, creo que se ha debido mostrar esas imágenes en varias redacciones de medios nacionales con un elocuente mensaje al estilo: "¿Habría quedado sin sancionar como debiera la falta de haber sido Cristiano Ronaldo el lesionado en vez de Ruz?. Se debería haber creado un ambiente mediático algo más considerable, mostrar a toda España que un futbolista es capaz de ir a agredir sin miramiento alguno, que el 6 de diciembre está ahí y este "chaval" andará libre por el Santiago Bernabeu y alguno se acabará arrepintiendo por el escaso altavoz proporcionado a una salvajada como ésta.
Para la reflexión se deberá dejar varios aspectos: el primero es quitar varios hechos punitivos del régimen sancionador o convertirlos, a lo sumo, en económicos: desde las celebraciones hasta los mismos insultos o las invasiones de final de temporada acaban en sanción y, en algunos casos, con idéntico castigo a entradas como ésta; hacer una escala más evidente en el listado de amonestaciones y dejar claro que, por ejemplo, unas manos no deben ser expulsión(el penalty ya es suficiente y se añade la amonestación) pero sí una patada a destiempo y, sobre todo, tener claro a donde apunta la pierna o el puño agresor porque no es lo mismo llegar tarde o ver como eleva la pierna para zancadillear cuando ha perdido el control del esférico de forma evidente. Otro aspecto es que se debe abrir más asuntos de oficio. Si se ha de rearbitrar, se rearbitra; si se ha ampliar la sanción se hace con todas de la ley. También el colegiado no debe marcharse de rositas en este tema: tanto él como el asistente de esa banda tenían a tiro la jugada y podrían haber mostrado la expulsión de forma justa. Una vez más, se impone el uso de los métodos audiovisuales para resolución de casos que, cómo éste, no albergan dudas como el 90% de las jugadas polémicas: como ya sabemos, son firmes partidarios de sentirse objeto de atención del público con sus decisiones y, por ello, se niegan.
Apunte A este paso, el "Apunte" se va a convertir en un apartado luctuoso. Si la semana pasada fue Enke, ayer fue De Nigris el futbolista fallecido. Son casos diferentes pues el mejicano se acerca más a los Puerta, Foe, Feher o Jarque pero ello no obsta para ver con preocupación este asunto. Lo asombroso es que, mientras a los primeros fallecían en un entorno físico agresivo como es un terreno de juego, el de Jarque y de Nigris son muertes en estado de reposo.