En
estas fechas, hace veinte años, llegaba Enrique Ortiz Selfa al
Hercules Club de Fútbol. El club estaba en los últimos coletazos de
la propiedad anterior, que había llevado al club desde primera
división hasta segunda B en dos años y unos meses de impagos de la
plantilla. En las vísperas de un Racing de Santander-Hércules en la
Copa del Rey 1999/2000(en la ida, 0-0) se terminó de gestar el
cambio de propiedad de un equipo camino del
naufragio. El mismo empresario había sido traído para arreglar una
institución camino de la deriva deportiva y económica; para más
inri, reconocía que no le gustaba el fútbol. La primera decisión
fue designar a José Enrique Carratalà como presidente del club,
cargo que éste ostentó hasta 2004. Las primeras gestiones resolvieron el
bloqueo del sponsor “Costa Blanca” de la Diputación de Alicante
que, a partir de ese momento, pudo lucirse en las camisetas del
equipo. Desde entonces, el club ha vivido veinte años en consonancia
con lo que siempre he pensado de la persona que, directamente o
indirectamente(últimos años), lleva el mando de la institución
blanquiazul: una permanente noria de emociones que hace que el equipo
lleve una trayectoria errática. Muy a su pesar, su mayor error en
estas dos décadas ha sido no acertar las personas que podrían
ayudarle en este recorrido por el mundo del fútbol. Muchos son los
que reconocen que nunca ha estado bien asesorado y ha tomado
decisiones erróneas.
¿Ha
perdido dinero en el Hércules CF? Es una pregunta que, en términos
absolutos, puede ser difícil de responder. Muchos dirán que ha
obtenido indirectamente otros beneficios(contratos con las
administraciones como punta de iceberg); en términos relativos, sí
ha perdido por no haber adoptado otro tipo de gestión más cauta,
más acorde con lo que se espera de un empresario de supuesto éxito.
He distribuido estos veinte años a través de varios conceptos
evidentes de un equipo de fútbol: deportivo, económico y
social-institucional. En algunos aspectos, lo deportivo y lo
económico han ido ligados pero, con todo, creo conveniente separarlo
aunque se indique esos puntos durante ambos textos.
DEPORTIVO
Que un club lleve un año en
primera división en dos décadas es muy doloroso; que lleve once
años-y camino de doce sumando esta temporada- en segunda B en el
mismo período es más dantesco. El aficionado blanquiazul ha contado
con escasos momentos de alegría absoluta en estas dos décadas;
incluso algún éxito está manchado y eso tampoco ayuda. Los escasos
momentos, eso sí, han sido bonitos pero, en algunos casos, se ha
pagado bien caro y ahora estemos viendo el resultado de esos buenos
años. Así, la temporada mítica de los 78 puntos también fue la de
los ocho millones de déficit; la del ascenso ya fue a trece millones
y ya la de primera fue apoteósica con 28 millones de euros. Un año
en la élite, casi medio, tirado por la borda.
Si
el club destacaba antes por un cortoplacismo, el periplo de Ortiz
sigue en esa estela. Pocas temporadas(2003/04,2007/08 a
2009/10,2011/12 y 2018/19) han acabado con el mismo entrenador que
las empezó, siendo lo habitual el relevo en el banquillo;al igual que como
ocurría antes de su llegada, es justo reconocer que, en
muchos casos, el relevo se gritó desde las gradas. La dirección
deportiva ha seguido la misma línea que nos lleva a segunda B.
Personalmente, las dos temporadas en las que se hizo un diseño
diferente desde los despachos han acabado mal: Eduardo Rodríguez se
fue antes de empezar(2003/04) y Sergio Fernández vio boicoteado su
trabajo desde cierta decisión(2011/12 y fin en junio de 2012). Por
lo demás se ha recurrido por lo sencillo, a por el talonario y el
“nombre”. En muchos casos se ha acudido a jugadores reconocidos
que, en determinados casos, han dado resultado(Farinós o Tote, por
ejemplo) pero en muchos casos no han dado el rendimiento esperado.
Respecto
al fútbol formativo tenemos un filial que alcanzó la tercera
división en dos temporadas(2003/04 y 2019/20) pero demasiados años
ha estado en regional preferente; el Juvenil A, tras unos años
estables en División de Honor, ha cogido la mala senda de ascensor y
eso que Ortiz llegó poco después de ser campeón el Hércules CF en
su grupo. La subida de jugadores al primer equipo ha sido errática y
según la valentía del entrenador.
Respecto
a campos de entrenamiento, la nada salvo el breve período de
funcionamiento del campo de entrenamiento de Fontcalent, éxito y
fracaso de la gestión de Ortiz.
ECONÓMICO
Es
irónico pero, cuando llegó al club en 1999, acertó al diagnosticar
el problema del Hércules: jugadores con contratos largos y
cuantiosos en segunda B. Habia “heredado” la gestión de los
anteriores propietarios y fruto de ello, dos meses después, acudió
por primera vez al procedimiento concursal(en aquellas fechas estaba
el término de suspensión de pagos). Fruto de la diferente
legislación deportiva y comercial(el proceso concursal impone unos
plazos determinados y diferentes de los deportivos) pudo solventar el
problema del 31 de julio de 2000 con unas negociaciones duras con los
jugadores y solventándose casi en las primeras horas del 1 de agosto
de ese año. Ese acierto que comentaba saltó por los aires cuando
fichó a Txutxi, central del CD Badajoz, en diciembre de 2001:
contrato largo y caro para segunda B. En 2003 “cerró” por
primera vez el grifo y la contratación de Eduardo Rodríguez como
director deportivo tuvo el inconveniente de auténticos problemas
para fichar jugadores...hasta que pasó lo del ascenso del filial de
2003. Ahi, vimos una de las caras de Enrique Ortiz cuando pasó de
cerrar el grifo a abrirlo de forma exagerada: “Nano”, que tanto
le costó a Rodríguez, lo logró Javier Subirats un mes después.
Cuando el constructor veía críticas hacia él giraba 180º y trajo
a jugadores que antes eran negados. Volvió a repetirlo en 2009
cuando la espantada de Mandiá trajo a Esteban Vigo, que había
ascendido al Xerez a primera. En 2003 realizó otro procedimiento
concursal mientras hablaba de comprar el estadio José Rico Pérez,
municipal y con el Alicante CF de coinquilino.
Fueron
años de déficit tras déficit considerable pero, a partir de 2007
hasta 2011, fue un continuado desmadre. El tercer procedimiento
concursal , el de 2011, sí fue serio y aún se siguen sufriendo los
efectos tanto con Hacienda como con acreedores privados. Capítulo
aparte fue el célebre aval obtenido en 2010 para un préstamo de 18
millones de euros. Obtención con diversas contragarantías, que se
incumplió casi al instante y tampoco tuvo el destino esperado(en
principio, solventar las deudas con Hacienda en esa época). Desde
mediados de esta década persiguió al Hércules un expediente de
recuperación de ayudas ilegales por un importe cercano a los 7
millones y que, milagrosamente, parece haberse solventado bien. Desde
2012 hasta 2018 se ha seguido, más o menos, un cierto nivel de
respeto a las cuentas y que ha sufrido, en los últimos años , un
incremento del déficit producto de una mayor apuesta por salir de
segunda B, sin resultado. La gestión económica ha sido errática y
eso se ha pagado en el terreno de juego. Resulta irónico que los
peores años económicos coincidieron con el mayor disfrute en las
gradas. ¿Ha aportado Ortiz a fondo perdido? Se podría decir que sí.
De hecho, constan unos 14 millones aportados a compensar pérdidas y que no
suponen deuda alguna, a diferencia de la deuda subordinada que tiene
el club con el constructor que, en la actualidad, está capitalizando
las deudas generadas en estos ejercicios últimos, aumentando el
capital social, con lo que ello implica...y no en detrimento de la
tesorería(lo de convertir deuda en acciones).
SOCIAL-INSTITUCIONAL
Respecto
a lo social, destacaba por la nula presencia en actos de la ciudad
salvo pequeños lapsos temporales(ascensos o casi ascensos,
mayoritariamente). Quiero mencionar aquí la actividad de
Herculanismo(2002-2005) y Herculanos(2005-actualmente) cuando han
colaborado juntos, aportando la inspiración al club en determinados
momentos. También hay que felicitar por la labor con el equipo de
Paralímpicos. Con todo, les sigue faltando una cierta continuidad,
porque cuando hubo “divorcio” entre el club y las mencionadas
asociaciones, se volvió a apagar la presencia del club en la ciudad.
En
lo institucional, los problemas han sido mayores en función de lo
que implicaba la institución en cuestión: a efectos de pagar, lo
del Hércules con la Agencia Tributaria ha alternado momentos de
malas relaciones con acuerdos a regañadientes; igualmente, si
hablamos de la Tesorería General de la Seguridad Social o cuando
hablamos de Ayuntamiento en lo referente a pagos de impuestos. Lo que
sí es cierto es que el club se ha “beneficiado” de los
tejemanejes en momentos determinados y que tienen por cumbre el
famoso aval de 18 millones del IVF en 2010-aunque no hay que olvidar
que el primer culpable es el que otorgó un aval de más de 80
millones al Valencia CF-, o lograr los patrocinios de “la
palmerita”(Consellería de Turismo).
A
destacar el período entre junio de 2015 y...junio de 2016 contra el
Ayuntamiento cuando estuvo Gabriel Echávarri como alcalde. Tras una
afinidad mayor desde 1999-realmente, desde antes porque ya contó
Ángel Luna contó con el empresario para patrocinar al equipo
femenino de balonmano-, ese período con el alcalde socialista fue un
continuo vaivén de desencuentros hasta que acabó entrando en el
palco.
En
todos los terrenos, la actitud ha sido errática, capaz de mostrar
una cara y la contraria en un corto espacio de tiempo casi por “el
que dirán”. Ya hemos mencionado la llegada de Subirats, otro
ejemplo es el terremoto de septiembre de 2011, cuando Perfecto
Palacio lideraba el proyecto y esa Junta de Accionistas nombró a
Carlos Parodi como consejero delegado, cuando Perfecto lo quería ver
fuera: dimite parte de la directiva que estaba desde mayo de ese año
y, a la par, Sergio Fernández y Juan Carlos Mandiá pero, en el caso
de los técnicos, se consigue frenar la espantada con un compromiso
de Ortiz de no injerencia...que se rompe nueve meses después. Luego
se trae a García Pitarch en un mismo giro como el de Subirats nueve
años antes.
---------------
¿Se
podría haber hecho mejor? Hombre, posiblemente sí...pero tampoco
nos olvidemos que una gestión estilo CD Numancia aquí sería mal
recibida, donde se aplauden otros proyectos de mucho talonario con
pocos ingresos y la“guinda en el pastel”, lo que siempre se le ha
pedido a Ortiz desde el entorno alto(medios de comunicación) y
bajo(aficionados en la grada).