Esta
pandemia sin fin salvó, como todos saben, un desastre que se iba
ganando con el paso de las jornadas. Posiblemente, aquel gol del
conjunto del Prat de Llobregat en el estadio José Rico Pérez fue el
ejemplo de un desastre que iba cogiendo un tono negruzco parecido a
un torrado sin control. Un desastre que había comenzado hace un año
y que fue creciendo con episodios cada vez más grotescos.
Afortunadamente, ni se planteó volver a la competición como han
hecho otras ligas e impidió un final muy duro y que, por cierto,
evitó que Jona engrosara su palmarés de descensos con uno más.
Cuando ya se había asumido que la salvación se escapaba de las
manos-esos cuatro empates a cero desde la jornada 25 a la 28 tampoco
aportaban mucho- la situación de la epidemia de covid recomendó el
fin de las competiciones. Se quiso esperar, el mismo Rubiales
pretendió que se pudiera volver pero, cuando el tiempo apremiaba,
consideró que lo mejor era dar por finiquitada la temporada. Eso
sí, dejándonos una segunda B más liosa todavía y atípica para la
2020/21 y de la que tampoco sabemos su devenir.
Poco
se podía imaginar la gente, nosotros mismos, cuando hace diez años
marcaba Portillo aquel 2-1 al Rayo Vallecano en la jornada 41 y que
nos ponía como candidatos firmes a subir a Primera, asegurándose en
Irún. En aquel momento, con un estadio casi lleno, el entusiasmo
desbordó a todo el herculanismo. En esos momentos, el sueño era
poder mantenernos en primera algo más de tiempo y no fuera tan fugaz
como en la temporada 1996/97. Sin embargo, ya ese verano de 2010 fue
aterrador con el tema de la compra de partidos y que se “salvó”
más por temas formales que por el fondo del asunto. Para acallar
conciencias llegaron tres jugadores que debían de marcar
diferencias(Trezeguet, Nelson H. Valdez y Drenthe) y a fe que lo
hicieron en la primera vuelta. En la segunda vuelta, entre “lo”
de Drenthe, los problemas económicos y, para rematar, la lesión de
rodilla de Tote en ese partido ante el U.D. Almería que comenzó la
deriva de descenso. De ese año se salvan el 0-2 en el Camp Nou y la
pletórica primera parte ante el Atlético de Madrid(4-0, luego el
Atlético marcó el gol del honor en la segunda parte).
Desde
entonces una deriva que nos ha llevado a rozar el descenso a la
cuarta categoría del fútbol nacional y con pocos instantes para la
alegría plena(aquel 0-3 en el Martínez Valero en 2012, el 2-6 en la
Nueva Condomina en ese mismo año o el 0-1 de 2015 en el mismo
estadio).El comienzo del fin llegó en ese junio de 2012 con el
fichaje de Portillo. Un terremoto que se llevó por delante a Sergio
Fernández, la aparición de García Pitarch(se habla que su mejor
acción fue fichar a Paglialunga pero el jugador llegó con la
friolera de 198' en seis partidos con el Catania...chiripa que nos
saliera bien), la destrucción de la dirección deportiva, la llegada
de Quique Pina(sin olvidar que los peores fichajes no llegaron de su
mano)...y el descenso a segunda B.
Durante
las dos temporadas primeras en segunda B hubo, al menos, opción de
volver con dos play-offs en los que el Cádiz CF se convirtió en
nuestro verdugo. Luego, el primer descontrol en las temporadas
2016/17 y 2017/18 con el paso de cinco entrenadores(Tevenet,Luque,
Siviero, Claudio Barragán y Visnjic). La temporada 2018/19 supuso un
espejismo: se comenzó bien, se mantuvo el entrenador hasta la
mismísima final de “El Toralín” pero la 2019/20 se volvió loca
desde el comienzo: Planagumà, Jesús Muñoz, Mir y Antonio Moreno
como entrenadores sin conseguir recuperar la deriva salvo unas pocas
semanas. Todo salía mal pero tampoco se corregía; como ejemplo, la
pelea(https://www.diarioinformacion.com/hercules-cf/2019/11/27/plantilla-senala-moha-llegar-manos/2210650.html)
de Benja y Moha acabó, sorprendentemente, con la titularidad de
ambos y, para mayor burla, el que se enfadó en aquella historia
acabó en el banquillo(Fran Miranda).
El
mercado de invierno, el espectáculo dantesco de los días previos de
la Copa del Rey, las salidas de Carlos(bueno, ya quería irse en
agosto, quizás debió ser la decisión más correcta en ese momento)
y Fran Miranda. Todo un desastre en el que las victorias en Tarragona
y Sabadell fueron más negativas que positivas(el colmo de ese año
es que lo positivo acabó siendo negativo), las lesiones, los
problemas deportivos y extradeportivos hicieron que el equipo
flirteara con la tercera división buena parte de la
competición(aparte de algunas jornadas primeras, desde la número
catorce hasta el fin abrupto de la temporada).
Si
en lo deportivo ha sido caótico, en lo extradeportivo no hubo una
noticia buena desde marzo de 2019 con el fin del problema de las
ayudas ilegales de la UE y que volvió a salvar por lo “formal”.
Sin embargo, se mantuvo el problema con Hacienda y otros temas que,
siendo menores, tampoco han permitido una tranquilidad en el club
porque el cargo de presidente ha acabado siendo lo más parecido al
banquillo...Quique Hernández, Parodi, Ramírez alternándose en la
presidencia desde 2017.
Cuando
Portillo marcó ese gol que salvó lo del “ascenso a primera por
década” por los pelos, nadie se podía imaginar que, en estos diez
años, iban a romper, por primera vez, una historia
llamativa(1935,1945,1954,1966,1974,1984,1996,2010) y que casi
tengamos que celebrar-duele decirlo- un “ascenso” porque todo
apuntaba a que, de no haber mediado covid, jugaría en Sagunto,
Catarroja, Novelda,Elche, San Vicente del Raspeig.
El
próximo año tendrá varias incógnitas pero nada apunta a que sea
bueno. La deriva institucional, económica y deportiva no inspira
confianza y todo pasa, una vez más, por una alineación de los
astros.