sábado, abril 11, 2009

El diluvio

Por si no tenía ya pocas dudas, después de ver la que cayó ayer en el circuito de Sepang, en el GP de Malasia , confieso que no sé a qué modalidad deportiva se le debe denominar “la fórmula 1 del mar”, si al Off Shore; a la Volvo Ocean Race; al Campeonato Mundial de Platú; o a cualquier Gran Premio de Automovilismo que se celebre en una zona con clima monzónico, aunque me temo que para diluvios, lo visto en el Rico Pérez en el pasado domingo, vamos, la Tormenta Perfecta, que cayó sobre el filial sevillista, al que el equipo herculano no dejó ni empezar a jugar. Tengo que confesar, que con el 8-0 vinieron a mi mente varios títulos para este artículo: Uno era “Con ocho basta”, en clara alusión a la famosa serie de TV de los años setenta que narra las peripecias de dos padres para controlar a sus ocho hijos, y en este caso habría hablado (si no lo hago ya) de lo absolutamente desmelenada (en el buen sentido de la expresión) que está la plantilla , que da igual que falten unos que otros, porque en este equipo cada uno aporta su granito de arena y no depende de ningún jugador, lo cual es una virtud; otro posible título habría sido “Sin Perdón” y es que el Sr Eastwood, consiguió reconciliarme con las películas del oeste y, el pasado domingo, el Hércules fue el pistolero más rápido y letal de la jornada. Al final me decanté por “El diluvio” porque lo acontecido en el estadio, sencillamente dejó al Diluvio Universal a la altura de un chaparroncillo de verano. Truenos y centellas que hicieron acto de presencia en el Coliseo herculano. Los Truenos y el oleaje los puso la afición desde la grada, hace mucho, mucho tiempo que no disfrutaba tanto del ambiente del estadio en día de partido, y eso que este año la afición está respondiendo como nunca; y los rayos...uf, los rayos los pusieron Delibasic, Rubén Navarro por tres ocasiones, Sendoa, Tote, Abel Aguilar y Morán, y lo hicieron con tan letal certeza que la nave sevillana ya había naufragado a los 15 minutos de juego. No me gusta dejarme llevar por las emociones, y menos cuando queda todavía tanta liga y con partidos tan comprometidos como el de la próxima jornada contra el Xerez pero, este equipo, no me cansaré de decirlo, tiene algo. El pasado domingo, mostró una nueva virtud, y es que además del hecho de no bajar la guardia, demostró que es ambicioso (cualidad que se puede confundir con la crueldad, y más en estas circunstancias, pero simplemente tenía el deber de procurarse un gol average favorable , y así lo cumplió) y no se limita a cumplir con la papeleta. Tenía la obligación de golear, y lo hizo; tenía la obligación de entretener a las miles de personas que acudieron al estadio, y vaya si lo hizo. Así pues, el próximo domingo, duelo en las alturas muy, pero que muy importante que, si bien no es decisivo, sí va a determinar las aspiraciones reales del equipo de cara a ...ay, es que me da tanto vértigo que no quiero ni mentar la palabra.
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Nota del administrador de este blog: Por un pequeño lío de cuentas se colocó este artículo como mío cuando corresponde a mi colaboradora de blog Dolores López Muñoz. Obviamente, todos los méritos de este artículo son suyos.