Lo de ayer quizás no fue un enamoramiento sublime pero sí una tarde noche de pasión por el juego práctico, eficaz y con toques de buen fútbol en el que colaboraron ambos onces sobre el terreno de juego. Seis goles, cuatro de la escuadra herculana, que pudieron ser más en un partido en el que buscaron las porterías con ahínco. A pesar de que, en un momento, el Levante no estuvo sobre el terreno de juego, no se puede negar la actitud “granota” pero ayer era un día para que resurgiera el Hércules deseado por la afición. Ayer, Sales daba un pase de gol para que Delibasic volviera a marcar después de la tarde del Huesca, Sendoa marcaba el primer gol oficial de Liga- aunque siempre estará presente ese tanto en Tenerife- y Aguilar completaba el tercer gol en jugada del partido, esa asignatura que, para los medios de comunicación, adolecía el Hércules. Incluso Delibasic pudo haber realizado el gol del partido por la forma de controlar el balón, zafarse de dos rivales y disparar alto y un poco desviado...pero de haberlo marcado también hubiera estado por debajo del tanto de un Abel Aguilar que sorprendió a toda la grada con un disparo esquinado que, en teoría, era fácil para Mora pero que también quedó perplejo por un disparo inesperado; el esférico tropezaba con el poste y se alojaba en las redes y el colombiano recibía las felicitaciones de sus compañeros con una quietud extraña en quien materializa un tanto como ese y lo que significaba. El triunfo era necesario y se logró de la mejor manera: buscando recuperar a varios de los futbolistas que habían sufrido un bajón en su rendimiento y que, como Tuni, buscaron que les saliera también su jugada.
Y eso que el Hércules, como en los últimos tiempos, comenzaba de la peor manera posible: a los cinco minutos se ponía el equipo visitante por delante y, lo peor, es que se veía venir. Sin embargo, a este equipo acostumbrado a remontar partidos, lo mejor que le pudo ocurrir es que hiciera desaparecer la ventaja en el menor tiempo posible y así ocurrió tras un centro de Sales que Delibasic golpeaba con sutil tacto hasta la red. Prácticamente, la primera parte fue un ataque hacia la línea defensiva levantinista´. No subió un gol de Paz en una jugada a balón parado tras señañar fuera de juego; a pesar de no subir al marcador había una sensación en la grada de que el 2-1 no iba a tardar.Sales por una banda y Tuni, algo más entonado que otras tardes, reflejaban que este Hércules sería de banda si estuvieran al 100%. Los "uy", las arremetidas locales hacían soñar con el triufo pero el pitido final del colegiado los mandaba a vestuarios. La segunda parte comenzaba igualmente que la primera y el Levante tuvo su opción de ponerse por delante pero Calatayud demostró que el bajón cuantitativo de sus números no iba en consonancia con su calidad sacando con el guante un disparo ajustado. El cambio de Sales por Sendoa dio nuevo aire tras el agotamiento del ex levantinista. El vasco pudo abrir su cuenta con un disparo desde la frontal que no vio puerta...pero sí el segundo disparo que entraba en la portería con gran jolgorio de la grada pues se había revertido la ventaja. Poco después, un penalty materializado por Farinós colocaba el 3-1 de la tranquilidad. En ese momento, Mandiá con teórico buen criterio, daba entrada a Rodri para dar más consistencia a la zona media pues, detrás, César había salido muy fresco debido a la lesión de Paz. Sin embargo, en ese momento de haber matado el partido, se rompieron los planes: Sergio realiza una falta en la frontal y que Rubén Suárez ejecutaba para poner el 3-2. El desconcierto en la grada aumentaba con un contraataque que estuvo a punto de ser el empate, injusto para los méritos de unos y otros, pero el disparo de Rubén se iba a la red...por fuera. Las manos a la cabeza de los dos jugadores levantinistas reflejaba la pena por haber desaprovechado una ocasión inmejorable. La inquietud herculana de ir mirando la lentitud del minutero del marcador tornó en sorpresa y alegría en una jugada inesperada: recibía Aguilar un esférico en el puesto de supuesto interior derecho y, desde ahí, disparaba cuando la gente esperaba la "tradicional jugada del córner" para perder tiempo;el balón se alojaba en las redes ante la mirada atónita de Mora, del colombiano y de los espectadores. De repente, el sufrimiento ante el posible 3-3 dio lugar a la euforia del 4-2 y borró de un plumazo todos los nervios.
Apunte A partir de ahora, si es que no lo era, el Sevilla Athco se va a convertir en un "factor de corrección" y ay de quién pierda la opción de sumar los tres puntos ante el peor colista de los últimos tiempos.