Seguramente, el de hoy sea de esos partidos en los que el Hércules se juega más de la cuenta: si pierde, ve que la Real Sociedad le adelanta;…si empata, se mantiene todo como está; y, si gana, se alejaría durante un tiempo de este equipo que no va a dejar de importunar hasta el final de competición. El equipo donostiarra tiene su presión pues es el segundo año en la segunda división y eso, para un histórico de la élite, es un duro trago que no quieren que se repita por más tiempo; de vencer el Hércules serían seis puntos y el goal-average perdido con los alicantinos. Para el conjunto de Mandiá, es un partido en el que deben repetir el oficio mostrado ante el equipo levantinista; anímicamente, se va muy fuerte a tierras vascas, con confianza para romper la terrible estadística que recuerda que la Bella Easo(término que se refiere históricamente a la ciudad de San Sebastián) es hostil al herculanismo desde que comenzó el fútbol. El estadio de Anoeta no iba cambiar la tendencia: dos partidos ligueros, dos derrotas por 2-1, quedando sólo el recuerdo positivo de aquel partido de la temporada 93/94, dentro de la competición de Copa del Rey, en el que los hombres de Quique Hernández acabaron en un infructuoso empate a cero que suponía la eliminación herculana por el valor doble de los goles, lo cual, para un equipo de segunda tenía cierto sabor agridulce por lo que suponía de tutear a un equipo de primera división.Ya el año pasado hubo una opción seria de ganar tras el 0-1 de Sendoa pero Fran Mérida y, cosas del destino, Andrija Delibasic colocaron el 2-1 que daba la victoria al maltrecho equipo guipuzcoano tras deslices anteriores.
Pero esta temporada ya es diferente. El Hércules, a estas alturas de la competición está por delante del equipo donostiarra- prácticamente lo ha estado en todo el campeonato disputado hasta ahora-, es un equipo con opciones a subir, muy alejado del de la temporada anterior. Esta tarde tendrá sus opciones de demostrar que buscará el ascenso si muestra esa cara de hace una semana. Ante ellos, la Real Sociedad se juega parte de sus aspiraciones aunque lo hace con la mente puesta en el colectivo arbitral. La campaña que le tienen preparada al colegiado Pino Zamorano es de tal consideración que, para el Hércules, lo positivo sería si mostrase cierta “personalidad” a la hora de abstraerse de los pitos que reciba de la grada de Anoeta. Eso sí, por si acaso, que se vayan concienciando los futbolistas de Mandiá para jugar contra “doce” e intentar ser fuerte anímicamente en esta situación supuestamente difícil por el entorno. Sobre el equipo, apenas cambiará el dibujo de otras semanas, sólo los cambios obligados(Paz y Delibasic dejarán su puesto por César y el delantero que plantee Mandiá) diferirán la alineación respecto a los del sábado pasado. La duda será el papel que ejerza Gerardo aunque, muy posiblemente, esté en el banquillo de inicio. Por parte donostiarra, y olvidando las quejas de Juan Manuel Lillo, destaca la baja de Labaka, autor del 0-1 en el Rico Pérez, posteriormente neutralizado por Farinós.
Apunte Llama la atención que, desde agosto de 2007, el colegiado Pino Zamorano no haya pitado ningún encuentro al Hércules de los 30 siguientes a aquel infausto encuentro ante el Xerez en el que, con 2-1, pitó un dudoso penalty a Diego Jaume que supuso el 2-2.