Desde que una famosa cadena de grandes almacenes popularizara el Día de San Valentín, no hay empresa que en su reclamo publicitario no incluya un “díselo con ...el producto que sea (chicles, pipas, caramelos, calcetines, unas flores, unos bombones, un pedrusco (por pedir, que no quede))
La casualidad (y no porque el resultado fuera producto de ella, sino porque coincidió en el calendario esta pseudofestividad, y el partido), quiso que el pasado sábado tuviéramos una romántica tarde de fútbol en el Rico Pérez, ambientada como mandan los cánones: con flores (bonito detalle del Consejo), a la luz de los focos, con la sola compañía de 22 jugadores, 4 árbitros, 1 balón y una media de 8000 espectadores que no dejaron de animar en todo el encuentro, y la guinda del pastel: 6 goles , 4 de los cuales fueron para el equipo herculano, que exhibió un juego excelente. La cita ideal ¿se puede pedir más?
Eso sí, de la cena lo que se atragantó fueron los entrantes, como viene siendo preocupantemente habitual en estos últimos partidos, con ese gol tempranero del Levante, pero este Hércules tiene pundonor y supo sobreponerse a la situación, a partir de ahí la cena fue perfecta, sirviendo exquisiteces dignas de un cinco tenedores, que tuvieron su punto álgido en el postre servido por Abel Aguilar con su golazo que significaba el 4-2 definitivo .
El partido del pasado sábado fue todo un homenaje al buen comer, a los platos cocinados a fuego lento que, aunque parecen que nunca van a terminar de hacerse, acaban siendo los más sabrosos, con el juego del Hércules no vale el fast food, es un guiso al que hay que darle vueltas y más vueltas hasta que va cogiendo poco a poco su textura ideal, le cuesta, pero al final el resultado siempre es excelente.
La situación del equipo respecto a la semana pasada, en lo que respecta a la tabla clasificatoria, no ha variado sustancialmente, y si importante era vencer al Levante; más aún lo sería sacar algo positivo de Anoeta el próximo domingo, no sólo por mantener la distancia con los de arriba; sino por alejar a un posible aspirante un poquito más si cabe.