Yo creo que si a estas alturas de la vida destripo un poco la película de Amenábar, no creo que pase nada pues es de sobra conocida, aunque cosas más raras se han visto, sin ir más lejos, yo todavía no he visto el Titanic de Leo Di Caprio, si bien conozco el final de la peli, incluso antes de que se rodara: el barco se hunde.
Pues bien, Los Otros, narra la historia de una madre y dos niños fantasma que se van a vivir a una casa, con la particularidad de que no saben que son fantasmas, por eso van poniéndolo todo patas para arriba, y se creen que los auténticos moradores de la misma, son los espectros que van cambiando las cosas de sitio, cuando en realidad lo que hacen es volver a colocarlo en el lugar original. El caso es que junto a ellos, hay otros fantasmas, que intentan de la forma más sutil y menos traumática posible, decirles que están muertos, pero nada, oye, que las indirectas no las cogen, y al final se ven obligados a enseñarles sus tumbas para que caigan de una vez en la cuenta de que los muertos son ellos, y no la pobre gente que vive ahí ,y que ven atónitos cómo los objetos cambian de sitio (se ponen fundas en los asientos, se tapan los escudos...y toda clase de despropósitos)...¿Alguien sabe si Amenábar es herculano? Porque la historia me resulta familiar.
Así que el próximo sábado nos visita un Alicante en pleno Tsunami institucional tras el carrusel de entrenadores que han desfilado por el banquillo (mal que les pese a algunos) celeste, y que como cierre del esperpento ha llevado de nuevo a Granero a asumir la dirección del equipo en el terreno de juego, no sabemos si para quedarse definitivamente, o para iniciar una nueva ronda.
Lo malo de estos partidos de rivalidad es que no te puedes fiar nunca del rival, porque seguro que, aunque hundidos deportivamente, los jugadores siempre demuestran una motivación añadida y cualquier cosa es posible, aunque, seamos sinceros, actualmente y dadas las circunstancias, poco probable,. Pero como la soberbia es pecado, no vayamos ahora a fastidiarlo, y vamos a mantener esa humildad y espíritu de trabajo que está demostrando el Hércules este año, yendo partido a partido, y el partido que hay que resolver es el del próximo sábado, no desde estas líneas sino en el terreno de juego.