Las diez semanas sin perder de esta temporada se unen a otras rachas que han traído, por norma general, alguna alegría digna de ser valorada para el club alicantino. Como es algo que ha existido en el Hércules durante varios períodos-al igual que otras épocas de infausto recuerdo- repasaré algunos de los que tengo recuerdo. Por ejemplo, la del ascenso a Primera de la temporada 83/84 en la que las once semanas(6 victorias y cinco empates) acercaron al club a puestos delanteros; era la primera temporada a la que acudía al estadio y el recuerdo de algunas de esas victorias o aquel empate ante el Castilla eran reveladores de la gesta que ocurriría varios meses después. No volví al estadio, salvo esporádicos encuentros, hasta que otra racha me llamaba la atención, la de la temporada 89/90, la que más me había impresionado por resultados y por presencia en el estadio. Hasta catorce semanas estuvo sin perder el Hércules aunque, en las últimas semanas de aquella bonita racha, se veía agotado el proyecto: el equipo que en la jornada 14 era líder sufrió otras rachas más atroces de nueve semanas sin ganar a lo largo de esa temporada. Aquel año mundialista 1990 fue atroz porque se siguió fatal hasta que la contratación de Campillo salvaba un nefasto 8-4(los famosos negativos) con una recta final de primera vuelta que sólo se frenó, aunque de forma abrupta, en Alcoy cuando comenzaba la segunda vuelta-aquellos nueve partidos acabaron en seis victorias y tres empates-. Otro gran momento en esta línea se vivió con el año del ascenso a 2ªA(92/93) con una recta final inigualable por todo lo que supuso: empezó en Elche(1-2) y acabó con la fiesta del ascenso contra Las Palmas(4-1). Aunque la llegada de Manolo Jiménez ya vino acompañada de una buena marca(3 victorias, seis empates)el verdadero gran sabor lo dejó en la temporada del ascenso a Primera cuando una trayectoria de doce partidos acabaron encarrilando el ascenso en Badajoz: desde la derrota en Écija no se volvió a perder hasta tener la nueva categoría a mano….aunque en la primera parte de la competición se definió y bien el éxito. Inexplicablemente, el último gran recuerdo de marca a tener en cuenta no se ha logrado en los últimos tiempos ni por entrenadores que tuviésemos en mente. No, la última racha a mencionar se logró con Miñambres, a pesar de las dudas que generó a pesar de eso, tras alcanzar las quince semanas sin perder(cinco victorias y diez empates además de poco más de 600 minutos sin recibir gol). Mandiá se une con estas diez semanas a un listado de entrenadores que han logrado no tan habitual como la afición desearía.
Si estas rachas tienen un apartado beneficioso es el de la confianza-sin que sobrepase el peligroso exceso-que genera en los jugadores que hace que el juego se acompañe de una intensidad que no tiene un equipo desafortunado-sólo hay que ver lo mal que lo pasan los que van en una peligrosa situación porque no logran revertir la tendencia-. La victoria del otro día fue reveladora, casi el mejor modo de mantener una racha como la que se lleva: remontando al igual que el Xerez, el próximo rival y que había dado la vuelta a un 0-2. Darle la vuelta al 1-0 de Pukki, generar ocasiones con cierta facilidad y materializar las jugadas a balón estratégico fue tan positivo como demostrarse a sí mismos que lo de Copa fue un accidente. La próxima semana, ante las cámaras de Canal + se verá si se sigue creciendo las marcas para hacerla inolvidable.
Apunte Cuatro han sido los encuentros de sanción para Guerreiro tras la expulsión del domingo pasado, sobre todo, al encararse al colegiado y darle un cabezazo mínimo pero descarado ante las cámaras tras señalizar el punto de penalty.