jueves, abril 24, 2008

¿El fin de una tradición?

Uno de los hechos que llamaban la atención sobre la historia del Hércules era aquél que nos destacaba como equipo que, siendo “ascensorista”, lograba subir a Primera División una vez por década. Recordando que, por estas fechas, hace 12 años se conseguía el ascenso a la división de honor en el antiguo estadio pacense de “El Vivero”- el próximo domingo, precisamente-, observaba que será difícil cumplir con ese sueño. Difícil pero no imposible pues aún quedaría la 2008/09 y la 2009/10 para no “romper” con una tradición curiosa pero las perspectivas no apuntan aún a tal éxito. Los ascensos solían llegar en los años centrales de cada década pero, en esta ocasión, tardarían hasta el extremo. Aquel ascenso del 96, al igual que en otros logros de esta cíclica historia blanquiazul, fue un año de gloria que se esfumaba en la siguiente temporada. El Hércules ascendía en la temporada 34/35 por primera vez; diez años después lograba subir tras tres años en la división de plata. Bien pronto se iba a vivir largas travesías en el infierno: por ejemplo, ocho años desde 1946 hasta 1954 o diez entre 1956 y 1966 con descenso a tercera de por medio. Los ocho años en primera división fue un prodigio digno de valorar viendo la trayectoria herculana a lo largo de sus historia. Tras regresar en dos años a primera división desde el traumático descenso de 1982, lo habitual era tener que esperar diez años(1986-1996) o los once años que llevamos desde que, en aquel junio de 1997, se jugó el último encuentro en Primera División. Por cierto, esa tradición tiene un segundo matiz igual de valorable pues los once ascensos(siete a Primera y cuatro a Segunda) han sido con entrenadores diferentes, nadie ha repetido a pesar de que hubo ascensos cercanos en el tiempo(69/70 y 73/74, 92/93 y 95/96). Sólo un técnico ha estado a punto de romper esa leyenda: Manolo Jiménez, a lograr el ascenso en el 95/96 y tener el ascenso a tiro en la 99/2000).

El ascenso, dicho sea de paso, fue memorable. Poco importa ya si el equipo jugaba de forma brillante o efectiva. Lo que sí tengo el recuerdo muy fresco es de esos encuentros en casa donde el ambiente fue un factor indiscutible para lograr las cotas que, por desgracia, se perdieron muy rápido. Aquellas matinales con sol(la mayoría) o con lluvia(Almería) fueron un éxito de principio a fin. Aquellos encuentros decisivos se vivieron con una mezcla de alegría y también de ansiedad porque era tan palpable que se deseaba que ocurriera cuanto antes. Aquel gol de Sigüenza en Badajoz rompía con todos los negros recuerdos que llevaban una década persiguiendo al club como lo harán al que logre marcar el ascenso del regreso a la división de honor en un futuro ascenso. Por desgracia, salvo en un par de ocasiones, el paso fugaz del club y la dura espera para lograr regresar hacen que fechas como ésta queden marcadas a fuego. Una tradición como la de subir una vez por temporada sería, al menos, triste no cumplir…aunque ya se verá en estas dos temporadas.

Apunte Hace dos años escribí un artículo sobre aquel ascenso cuando se celebraban diez años de la gesta. Lo pueden leer aquí