El encuentro de ayer se podría definir como un espejo del vivido siete días antes en el feudo herculano. En aquella ocasión, el Hércules, sin mucho fútbol, vencía al Castellón, un rival que, al igual que ayer el equipo alicantino, no ofreció nada digno de mérito. Como si la “guerra” no fuera con ellos, apenas mostraron actitud y garra para revertir una situación que se había puesto en contra bien pronto- el gol de Sendoa y el de Okkas, ayer, llegaron prácticamente en el mismo minuto- y que nunca dio la sensación de cambiar y eso que el entrenador local quiso ayudar a su compañero de sufrimientos en el banquillo visitante quitándole nivel ofensivo al conjunto local ante el cabreo de la escasa afición-¿dónde están esos que cantaban la Rianxeira en las noches de UEFA?- que acudió a Balaidos. Desde el principio, el conjunto celeste salió a romper su aciaga racha y, tras unos intentos que rozaron el éxito, el remate de Okkas besaba las redes de la portería defendida por Unai. Aunque fuera un error de marcaje hacia el chipriota, había aún más de ochenta minutos para cambiar la situación pero no. Cada vez que llegaba el ataque vigués al área grande había una evidente sensación de peligro que no aprovechaban por cualquier nimio detalle. De esta primera parte, el Hércules apenas pisó el área de Esteban salvo jugadas a balón parado que, hoy por hoy, parece el único modo de creer en el gol herculano. Sólo en los últimos cinco minutos creyó en el empate tras una falta lanzada por Ariel Montenegro.
En la segunda parte no cambió la historia. El Hércules, al igual que el Castellón, apenas inquietó la victoria ante un conjunto necesitado de ganar para romper malas rachas. Lo triste de ayer es que hubo quince-veinte minutos en el que el empate era factible ante el estado de enfado de la grada con el equipo-el cambio de Okkas por Vitolo sería similar casi a una sustitución Tote por De los Santos, no en relación a sus puestos, sino a lo que significan para la grada-. Si en ese momento el equipo el hubiera salido a buscar el empate podría haberlo logrado pero no movieron ni un ápice las posiciones. Ion Vélez más sólo que nunca a pesar de contar con un nulo Rubén Navarro a su lado. Pero ese período se desvaneció y dos ataques consecutivos del Celta culminaron en sendos disparos a la madera a remates celtiñas. La ocasión de Ion Vélez fue a dónde le correspondía, el larguero pues hubiera sido absolutamente injusto sacar un punto de Vigo. La diferencia con el encuentro de Gijón fue que el chispazo técnico de Tote-Mariño-Ion Vélez sí fue acertado y ayer, no. Y la próxima semana, durísimo encuentro ante un rival que, a diferencia del Salamanca, es nuestra bestia negra en el Rico Pérez(ninguna victoria, tres empates, tres derrotas). Ojito que no se nos complique la cosa porque esperar algo de unos jugadores sin carácter es mucho pedir.
Apunte Interesante encuentro el que se puede vivir esta tarde entre el Valencia y el Athletic. Una derrota ché, aparte de hacer olvidar el éxito del miércoles en la final, podría dejar medio KO(por no decir del todo) a Ronald Koeman.