No siempre es fácil escribir algo sobre fútbol: Hay días que la inspiración brota y otros en los que hay que encontrar en algún resquicio de la actualidad o, en todo caso, en cualquier lugar que aporte algo que valga la pena. Ayer tuve la fortuna de encontrarme con una historia real que me llamó la atención: la alegría por un ascenso mutaba en llanto tras la muerte del ídolo local en la madrugada, tras la fiesta por el éxito deportivo. La historia de Catello Mari, un central del Cavese, es la de un jugador que supo que todo su esfuerzo iba encaminado a alegrar a su afición. Era un jugador más, no era canterano con lo que ello implica, pero tuvo la suerte de caer de pie en su relación con la afición del Cavese; desde el primer momento mostró una relación mutua con los tifossi de su nuevo equipo desde la 2004/05: él rendía al 100%, la afición le adoraba por su entrega y él les dedicaba sus pocos pero impresionantes goles: memorable fue la gesta de correr 80 metros que distanciaban la portería donde había marcado un gol y la ubicación de la "curva", el sector donde estaba la afición animosa. Sus dos años en la Cavese coincidieron con un intento constante de subir a la serie C-1(Italia tiene una competición dividida en serie A,B, C-1, C-2 y D o Dilettanti) que no fructificó en la primera temporada pero sí en la segunda donde se logró el ascenso merecido. La tarde del 15 de abril fue feliz para la ciudad Cava de' Tirreni pues su equipo ascendía a la serie C-1 tras dos décadas sin pisar la tercera categoría, lejano quedaba aquel 1-2 ante el Milan en la serie B; unas horas después, llegaba el mazazo de la muerte de Catello Mari en un accidente cruel que paralizó no sólo la ciudad sino la región entera. Por un día toda la rivalidad de la Cavese con otras aficiones se olvidaba en honor a un jugador como el central.
Esta historia es una demostración de que, aún existiendo ese nuevo fútbol moderno basado en PPV, merchandising, fichajes exagerados que tienen la sombra de la comisión, etc, existen jugadores como Catello, personas que demuestran que su profesión no sólo es rendir como cualquier persona sino que implica emociones, ilusiones de la afición y que eso ya bastaba para tratar de rendir más allá que cualquier profesional. Al igual que otros jugadores no acaban de enganchar a la afición, otros consiguen con su esfuerzo que la afición se quede prendada de su esfuerzo. Por ejemplo, Alfaro logró con su esfuerzo, sus goles y su personalidad que la afición confiara en él; el jugador que más me recuerda al malogrado central es Eduardo Rodríguez y, en los últimos tiempos, Carlos Pérez: jugadores que entendieron a la perfección lo que deseaba la afición, que dieron alegrías a ésta y no dudaron en unirse en la celebración de los goles;q uedan en la memoria aquellos tantos que logró el gaditano y como acudía a la valla para celebrarlo con los aficionados hasta que ordenes deportivas impidieron subir las vallas por ser peligroso para jugador y aficionados. Así pues,son los jugadores los que pueden dar el toque humano y romántico al fútbol, o al menos, algunos que trasladen al resto de la plantilla lo que significa la entidad, como conquistar la afición y mostrar a los nuevos que su rendimiento puede hacer que la afición lo acoja con cariño, o bien, los tengan "crucificados" desde su fichaje hasta su salida por la puerta de atrás. En definitiva, que los jugadores trasladen de su joven época de aficionados lo que más les gustaba(dedicación, esfuerzo denodado, identificación con el club) y llevarlo adelante aprovechando que desarrollan un trabajo que muchos aficionados desearían realizarlo y que esperan que el jugador despliegue lo que ellos en sueños realizan. Demostrar, por tanto, que el fútbol moderno se puede complementar con cierto toque de cariño pues ese es el único motor de este deporte.
Apunte En este Hércules 2006/07 los jugadores que pueden liderar este proyecto siguiendo la línea de este artículo serían Agassa; Sergio, Moisés o Xisco Nadal. Jugadores que han logrado ganarse un poco más al público y cuyo rendimiento puede empujar a otros para que remen en el sentido correcto. Mientras tanto, sigamos reviviendo como un jugador corrió medio campo para alabar a su afición y soñar que algún día algún jugador herculano sienta ese deseo, esa experiencia.