Ese fue el pensamiento que tuve ayer al salir del estadio "La Condomina". No sólo fue el resultado, fue la sensación de que el ambiente estaba cargado desde el primer minuto y hubiera bastado un tanto para haber aprovechado la crispación latente. De haber sido otro el rival, el Murcia quizás no hubiera ganado pero ayer, el Hércules no estaba. El primer gol local fue más fallo defensivo que acierto del jugador murciano. El segundo se pareció a aquel de Nagore recibido en el "Ciutat de València", con poca tensión a la hora de taponar el lanzamiento desde fuera del área grande. El tercer tanto fue excesivo para los méritos de un Murcia acertadísimo ante la portería defendida por Moso. La eficacia del equipo local se contraponía con la nulidad tradicional de los jugadores herculanos(10 goles en 20 partidos hablan por sí solos). El tanto de Kiko Ratón tuvo más de estadística para el delantero canario que otra cosa. Sin embargo, ese gol hubiera tenido validez de haber resuelto la clave del encuentro.
Transcurría el minuto 16 de la primera parte, el Murcia, a pesar de ir por delante no mostraba superioridad y veía que el Hércules se acercaba con algo de peligro, alguna incursión de un motivado Kike Mateo hasta que se apagó, algún disparo tímido de Miguel hasta que llegó la jugada del partido para el Hércules: penalty claro de Pignol sobre Sisi y que falla Moisés. De haber marcado, hubiera sido el empate y los nervios se hubieran acrecentado mas el tanto no subió al marcador sino que el balón golpeaba la valla publicitaria. El Hércules sufrió los efectos de desaprovechar tan magna situación y recibió ese segundo mazazo cuando más sonaban esas palabras de los aficionados murcianistas contra sus propios jugadores, especialmente la zaga defensiva era objeto de crítica constante. Con el 2-0 a favor, las protestas sólo venían por los cambios(los tres goleadores fueron sustituidos). Desde el tercer tanto sólo se oyeron los gritos de los aficionados herculanos ubicados en la zona de las aficiones rivales contra Bordalás, a la que los murcianistas respondieron contra su entrenador. El tanto herculano no afectó al resultado, lo dignificó pues el resultado era, a todas luces, excesivo, pero no generó dudas. De ahí, lo afirmado en el primer párrafo: de haber marcado el gol de Moisés, el tanto de Ratón hubiera generado nervios en la parroquia local, sobre todo en ese disparo cruzado de Toché al final del encuentro. Lo único positivo fue la imagen de que el "partido de alto riesgo" fue una catalogación muy "tópica" de una rivalidad mas lo que se vio ayer fue un entendimiento entre ambas aficiones cuando salían del estadio, que evidenciaba que era excesivo ese término, a diferencia de lo ocurrido el sábado pasado contra el Elche.
Apunte No es de extrañar la ilusión de los aficionados murcianistas para acudir al nuevo estadio. Ayer se podían ver por la zona donde estuvimos sentados camisetas rojas de una marca inmobiliaria y un escueto "Gracias, 1924-1996" con la imagen de este vetusto estadio. Lo inexplicable ha sido como se han librado de la obligación de tener sillas en el resto del estadio que no era tribuna. Igualmente, el marcador debe ser un ejemplo a seguir.