Sorprendió. Bordalás puso una alineación arriesgada en lo que significa la imagen del equipo: dos laterales y tres centrales. La idea, de haber estado ensayada y con mejores mimbres hubiera dado otro rendimiento pero, para el Hércules actual no dio el rendimiento esperado. El técnico retiró a la media hora a Carlos Pérez porque, inexplicablemente, las jugadas de peligro en el área de Moso eran bastantes cuando lo que se pretendió con tres centrales es que no llegasen tanto los jugadores rivales. Sea por desubicación, sea porque prefirió contar con dos jugadores como Urbano y Sergio que han sido pareja en bastantes partidos, Carlos Pérez fue la cabeza de turco de un planteamiento que falló. El cuarto de hora final de la primera parte fue de más control herculano y el peligro no rondaba tanto la puerta de Moso. El reto del partido fue un calco de los partidos ante Sporting, Valladolid, Levante y Numancia hasta el gol local. Una vez más la falta de ambición lastró las opciones de sumar tres puntos ante un equipo, el ferrolano, que era todo nervios- Cobas hubiera merecido la expulsión por reiteración- y jugar con el corazón.
La sensación es que el equipo tuvo tan controlado el partido en la segunda parte que pudo marcar en cualquier momento si hubieran "puesto un par de marchas de más", pero el problema del Hércules en esta temporada se llama falta de claridad- no hay jugador con criterio para llevar un balón desde el centro del campo hasta la delantera ocupada por un voluntarioso Kiko Ratón-, falta de profundidad en los laterales e interiores, una dependencia de un jugador que pudiera practicar contraataques. Ayer, a diferencia del día del Levante, era el partido perfecto para haber podido jugar dos puntas porque, por la forma de ser de ambos delanteros -Ratón y Toché- hubieran podido complementarse ante la portería del guardameta local. En los instantes finales era triste ver como el delantero murciano intentaba ayudar pero este Hércules estaba falto de ideas y, cuando éstas no brotan, no se termina de arriesgar y acaba siendo un control desesperante del partido. Lo de ayer fue la enésima demostración de que el próximo año se tiene que cambiar cosas en la plantilla para que lo de ayer no sea una repetición constante el próximo año.
Apunte Una victoria o tres empates es lo que queda como mínimo para salvarse. La próxima semana ante el Elche puede ser una fiesta en lo que es la primera opción para alcanzar los 50 puntos como primer objetivo.La salvación matemática tendría que esperar ya que no se espera que el Lleida pierda con Málaga B y Eibar.