martes, enero 31, 2006

La corriente no arrastró al técnico

Si había un día para cesar a Mandiá, era ayer. No es que deseara un fin tan duro para quien nos llevó a Segunda División, sea con suerte o con buen juego, sino por esa sensación de corriente que hace que, cuando un club cesa a un entrenador, se inicia un proceso por el que otros equipos lo hacen. Hay un dicho español que lo resume bien: "Cuando las barbas del vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar". Los ceses de Tapia y Amorrortu pueden no tener ninguna relevancia, pero no así, la sorprendente marcha de Josu Uribe, el ex técnico del Elche. El asturiano iniciaba la temporada con un saldo muy negativo -muy penoso fue el final de la edición pasada- y sólo era esperar el momento en que la afición reclamara el fin del periplo ilicitano del técnico. Por ello, cuando se supo la noticia, muchas voces pensaban en que el cese de Mandiá estaba al caer. Al final, la continuidad de Mandiá seguirá los pasos comentados en el artículo anterior pero, lo que está claro, es que el cese de Uribe y, sobre todo, la evolución del nuevo mister franjiverde será uno de los factores que dará la pista sobre la continuidad del técnico gallego.

Los paralelismos, las rivalidades influyen a la hora de tomar medidas drásticas. Por ejemplo, Luxemburgo y Bianchi se miraban de "reojo". Sus trayectorias fueron casi paralelas; hubo un momento en que los colchoneros dejaron de ganar como así le ocurrió a los merengues. El cese del brasileño y la creciente evolución del conjunto dirigido por López Caro influyó en alguna medida para que el argentino cayera posteriormente y su puesto lo cogiera otro de la casa, tendencia que empieza a coger importancia en este mundo donde los entrenadores de fuera se estaban recuperando de un momento en que una amplia mayoría eran españoles. El eterno rival y referencia influye en gran medida. Si dos equipos van mal, ambos entrenadores rivalizarán en el momento en que serán cesados; si a uno de ellos, la cosa le va mal y a lo otra muy bien, ese entrenador está condenado a la más minima- Luxemburgo no hubiera sido cesado si el Barcelona no hubiera ganado por 0 a 3 y le sacara mucha mayor distancia de la deseable-; sólo en el caso de que fueran bien las cosas haría que la rivalidad no afectara a los entrenadores. El fútbol tiene esas cosas, la afición, al igual que aquellos asistentes a los espectáculos de gladiadores, tiene la última voz; si "ella" quiere el cese del míster, no hay directivo que pueda evitarlo. Mientras que llega el cese, aún hay tiempo para la "clemencia" a favor del técnico gallego. Los resultados decidirán si el pulgar va para arriba o para abajo, pero ahora se tendrá en mente lo que suceda también en Elche.

Apunte Después de la "rajada" de Moisés, considerándose la cabeza de turco de la falta de gol, el reportaje de Maracana 06 donde se veía como Ronaldinho trata de animar a Messi para que olvidara el fallo anterior puso la gota de la humanidad de los futbolistas en casos duros. En definitiva, haría más falta esos jugadores que sepan hacer "piña" y no otros que critican en la primera suplencia.