Ese es el constante devenir en los últimos tiempos: esperar que las circunstancias deportivas ayuden y resolver los problemas que acompañan al club alicantino. En esta semana hemos asistido a un sufrimiento innecesario(con todo lo doloroso que suene) respecto a la famosa "cautelarísima" que se esperaba antes del día 5 de julio y que llegó al ras, muy al ras. Aún se recordaba con dolor aquella rueda de prensa en la que se decía que, de no haber esa suspensión "cautelarísima", se instaría a la liquidación por recomendación de los abogados. Aunque es cierto que, en los últimos días, se quiso quitar hierro, la preocupación estaba ahí.
La suspensión "cautelarísima" no supone que se hayan salvado definitivamente. Esa es la principal amenaza que pesa sobre la campaña de abonos: que, en cualquier momento de la temporada, nos puede salir "cruz" y ahí llegarán las dudas sobre la decisión que tomarán los que rigen los destinos del club de forma tan errática, quizás tan torpe. Salvo que haya milagro-así lo deseo porque no considero "ayuda ilegal" a ese préstamo-, lo normal es que se tenga que pagar tarde o temprano y, posiblemente, a lo largo de esta temporada. ¿Qué pasaría?. Dudo que se llegue a aceptar la propuesta de pago aplazado, exigiendo la UE el importe absoluto.
Sin un compromiso por parte de los directivos de satisfacer ese importe, esa "espada de Damocles" se traslada al abonado que, a estas alturas, no tiene respuesta positiva que le tranquilice, que le diga "Si nos exigen al final el importe, lo pagaremos". Así, la campaña de abonos dudo que salga positiva y sólo los muy fieles pueden plantearse abonar en julio o agosto.
¿Y Hacienda? Mucho me temo que lo volverán a dejarlo atrás hasta que no resuelvan "lo de Bruselas", como en su día decidieron no avalar el aplazamiento "mientras no sepamos que el Hércules CF seguirá siendo nuestro".
Se sigue pateando sin querer parar este absurdo sinsentido: consignando el importe de ese excesivo importe, firmando con Hacienda el necesario aplazamiento. En ese mundo paralelo de lógica, el club se quitaría dos espadas de Damocles y abriría un proceso de campaña de abonos sin miedos a desapariciones durante la temporada. ¿ Y si luego hay milagro desde Europa?.¡¡Pues estupendo para el que lo consigna!!.
Apunte. Cada vez que acudo a Oviedo sigo admirando la lealtad de sus gentes a su equipo de fútbol. Desde gente por la calle con la camiseta azul del Real Oviedo( o su segunda equipación) a un fluir más o menos interesante a sus variadas tiendas oficiales donde venden de todo. Es una admiración que viene de lejos, de cuando estaban pululando 10.000 valientes por tercera división. Ahora, en Segunda, siguen en sus trece y las sinergias con otras empresas.