domingo, marzo 31, 2013

La fina raya entre el empate y la victoria

Bien harían en hacer algo con la portería del fondo norte: algún exorcismo, alguna cabeza de ajo, alguna raja de canela o, directamente, cambiar todo el marco. Cuando Braulio ha tirado el penalty y el cancerbero lo ha logrado atajar, he recordado otros dos tiros desde los once metros con alta carga emocional: jugándose algo importante y pitado en el minuto 93-95, al final del encuentro: el penalty de Abraham Paz(que, afortunadamente, para el cordobesismo, lo tiró al poste), el de Farinós en la temporada siguiente y hoy. Ha habido otros, como el lanzado por Portillo “a lo Panenka” pero el de hoy tenía sensación de necesario. Eso sí, espero que si esta temporada se decide desde los once metros...no sea en la portería del fondo norte(bueno, si es en contra sí). El penalty, de haber sido materializado, hubiera sacado a los blanquiazules de fuera de descenso, quizás por todo lo que quedaba de temporada. ¿Por qué?. Porque si se gana un partido con dos jugadores menos, con el equipo firmando casi el empate a uno con la S.D. Ponferradina, el ánimo habría crecido exponencialmente en jugadores y el entorno. ¿Y ahora? Depende de cómo se vea la botella. Personalmente, la veo medio llena porque este partido, en la primera vuelta, con esos factores, habría acabado con victoria del conjunto del Bierzo.Y aunque sigo pensando que los puntos ya no se ganan, sólo se han de evitar perder, lo de hoy lo veía mal con la roja directa a Peña. Con un jugador menos se puede jugar mejor(Helenio Herrera dixit) pero ya dos era demasiado. Incluso, el conjunto leonés pudo haber marcado antes el 1-2.

Y la pena es que el equipo empezó espectacular en los primeros minutos, robo de balón incluido, pero el primer zarpazo del once de Claudio Barragán fue a la red. Gol de Yuri en un saque de esquina forzado por Pamarot. Era el minuto 5. Portillo pudo haber batido a Santamaría pero el guante del cancerbero evitó que llegase pronto el 1-1. Buscó el Hércules el empate con escaso acierto. Entre medias, el colegiado Mariscal Sánchez comenzaba un festival de amonestaciones. Una de esas tarjetas amarillas fue a Escassi que, posiblemente, fuera causa de su sustitución en el descanso. Por no hablar de una pena máxima no pitada a Braulio. El equipo de Quique Hernández buscó el empate y éste llegó por un pase de Cortés, el esférico llega a Edu Bedia que dispara para asegurar el empate a uno antes del descanso. El primer trabajo ya estaba hecho. En la segunda parte, seguía el mismo nivel de dos conjuntos que se estaban respetando. A los veinte minutos llegó el siguiente golpe: doble amonestación, absurda, a Mario Rosas-que había salido por Escassi- dejando al equipo con diez. Los diez jugadores blanquiazules debían de buscar el 2-1 pero con un entusiasmo más comedido ante el peligro que llevaban los atacantes visitantes. El ambiente se volvía más tenso y Peña lo terminó de reventar al dar un codazo(con menos intensidad de la que acusa el acta) a un jugador rival. Con dos menos, nadie esperaba más milagro que aguantar el 1-1. El conjunto del Bierzo buscó el 1-2 casi por obligación moral de su superioridad numérica pero no llegó el gol. Cuando todos ya estaban esperando el pitido final, llegó el penalty a Braulio por un derribo claro. El propio delantero canario quiso lanzar el tiro ante el lamento y la protesta de Portillo. Santamaría detuvo el esférico y Mariscal Sánchez decretó un final de partido amargo.



Apunte: Lamentar lo acontecido en el Pabellón Pitiu Rochel durante el desarrollo del I Torneo Benéfico de fútbol-sala “Zona Hércules”. Que un joven de 21 años pierda la vida haciendo deporte es triste. Fuese de forma inconsciente o no-se hubiera podido desmayar igualmente sin problemas físicos como ha pasado con deportistas de élite- quiso olvidar su futuro que le iba a acompañar la próxima semana con su marcapasos. Tocar el balón, quizás por última vez, antes de asumir una vida, en cierto sentido, limitada para quien tenía tanta energía. A menor escala, también dar ánimos al médico del club, Jeroni Llorca, que hizo todo lo posible para recuperar al joven Alejandro.