Sí, era ya el 0-2 y la derrota estaba ahí, en el marcador,
hacía varios minutos. De no haberse materializado, quizás habríamos tenido
alguna ocasión para sumar un mísero punto que, a estas alturas, ya no hace
nada, pues estamos en la época del doble o nada. Tampoco se veía profundidad a
pesar de contar con Javito, Portillo y Braulio delante. Vamos, lo normal sería
que el colegiado Prieto Iglesias hubiera señalado el camino de vestuarios con
el 0-1 en el marcador. Los aficionados saldrían con el desánimo de la derrota,
el enfado con el colegiado que anuló el gol de Noe Pamarot, que hubiera
supuesto el 1-1 y, quizás, otra visión del partido. Pero no. La gente habría
salido del estadio haciendo cuentas aún (25 puntos de 42 que quedan)y esperando
milagros. Algunos se han realizado y otros no. Pero llegó la jugada: balón que
tiene Cabrera, no despeja, y Charles, en la presión al uruguayo, logra tocar el
esférico lo suficiente para que vaya camino de gol ante la desesperación de
Falcón, que, sorprendido por la jugada, no logra reaccionar en el momento en
que el balón rebota en el poste y vuelve hacia las botas de Charles, que sólo
tiene que tocarla ligeramente para asegurarse el gol. Una jugada tonta,
desastrosa y que veremos qué efectos tiene en próximas semanas. En sí, la
verdadera preocupación es que el equipo se venga abajo anímicamente cuando
parecía que remontaba. El partido ante el filial merengue en la ciudad
deportiva de Valdebebas nos dirá qué Hércules C.F. veremos a partir de ahora.
El calendario “Tourmalet”, oficialmente, se ha acabado pero ahora comienza los
partidos que valen por cuatro, los claves, los definitivos “match point”.
El partido comenzó a jugarse este miércoles pasado cuando
se cayó uno de los cabezales de las torres de iluminación. Aunque no se puede
decir que afectó al encuentro, la realidad es que ha trastocado la semana. No
es la excusa de la derrota pero ha desviado demasiado el tema-incluso
plantearse esa absurda historia de jugar con tres torres de iluminación cuando
no tenía sentido- tanta historia. Creo, incluso, que ha enfriado el ánimo de la
gente por muchos 6.500 espectadores que reflejara el marcador electrónico- uno
se pregunta si han repasado también la estructura metálica que lo sostiene y
que está ahí desde 1994-, y que se percibió en un ambiente frío como la tarde. En
sí, el encuentro se basó en el control del encuentro por parte almeriense. El
resultado fue una anodina primera parte sin apenas ocasiones de verdadera
relevancia. Algún disparo de Carlos Calvo con cierta intención o la peligrosa
presión de Charles fue de lo poco destacable. En la segunda parte, se quiso dar
más profundidad con Javito, que sigue siendo de lo mejorcito de la plantilla. Ya
en su primera ocasión se plantó ante
Esteban pero no logró batirlo. Sin embargo, el golpe llegó en un saque de
esquina visitante: Charles materializaba el 0-1 en una jugada de estrategia en
la que el esférico fue sacado en largo hasta el segundo palo, donde Marcelo
Silva tocaba para desplazar el balón al primer palo, en el que estaba situado el brasileño para hacer subir el primer gol
suyo. Quique Hernández sacó a Braulio para tener más punch. En el ecuador de la
segunda parte, llegó la jugada polémica, la que hubiera supuesto el 1-1 pero el
colegiado lo anuló por creer que se había hecho falta a un defensa almeriense
antes de llegar el balón a Pamarot. A partir de ahí, no había ideas para llegar
hacia arriba. Muy poco afortunado estuvo, entre todos, un Adrián Sardinero que
no logró dar el pase preciso a una de sus internadas en la segunda parte. Y cuando se seguía porfiando con más corazón
que cabeza, llegó el fallo de Cabrera que provocó que toda la desilusión por la
derrota se viera agravada por una imagen dantesca que recuerda a la infausta
primera vuelta.
Apunte: Malos resultados en la Liga Adelante y que complican
seriamente la situación blanquiazul, independientemente de la situación económica
de determinados clubes. Los próximos meses serán movidos a todos los niveles.