De forma unánime se
pudo ver la satisfacción en los ojos de los asistentes al centro cultural de Las Cigarreras. Era un homenaje a la plantilla
de la temporada 1992/93-la que ascendía a 2ª en Las Palmas de Gran Canaria-
pero, sobre todo, una fiesta del herculanismo, de personas que sienten este
club, que sueñan con “otro Hércules es posible”. Con el aforo lleno, hubo
momentos para las risas(monólogo de Ezequiel Campos, Zeta), para la música(las
voces de Marina, Marvin Labara y Blex), para recordar a los herculanos que nos
dejaron(que, casi se puede considerar “legión”, por desgracia), para que otros
jugadores del pasado pudieran recibir el aprecio y el cariño de aficionados
que, digamos claramente, no habíamos nacido cuando ellos jugaban sobre el césped
del Campo de La Viña
o durante los años dorados del estadio José Rico Pérez. Se premió a Toni Cabot
con el I Premio Vicente Crespo, en honor al gran periodista deportivo que
falleció en 2005. Y, como “plato principal”, los aplausos a jugadores de una
plantilla que hizo disfrutar con sus goles y su entrega. Todo presentado, casi
liderado por la inmensa capacidad de conducir este tipo de galas, por Teddy
García. Gran acierto el suyo al recordar a Luis Verde, miembro de aquella
plantilla, fallecido en 2004. El jugador llegó tras la lesión de triada de Luismi y suplió, a la perfección, al interior zamorano. Otras
personas que recibieron premios fueron
Perfecto Palacio, Juanra(se le entregó el trofeo durante esta semana) y
Perfecto Arjones, del que, personalmente, creo que sería bonito que el diario Información
se plantease la edición de un libro con sus fotos, que tendría muy buena
acogida entre la masa blanquiazul. Mención tuvo también Herculanos Sin Fronteras, una mítica peña de la década pasada que siguen en la brecha desde la Tribuna Alta.
El herculanismo
disfrutó durante cuatro horas de un sentimiento limpio. Que no hubiera
representación oficial del club(les habría venido bien una lección de historia
y sentir blanquiazul) hizo que la gente se olvidara, durante ese tiempo, de
otras historias amargas y se entregase con los aplausos de principio a fin. Si
hace dos años se les echó de menos y se criticara duramente su ausencia, ayer
nadie los tuvo en mente. Sólo había diversión, abrazos, la emoción de tener cerca
de jugadores que lograban una sonrisa durante toda la semana y unas “Fogueres”
de 1993 inolvidables- incluso más que los otros tres ascensos posteriores- y el
resurgir de esa Herculesmanía que duró unos pocos años más.
A partir de hoy,
seguro, Felix Recuenco y Miguel Gonzálvez estarán preparando la siguiente gala
para que el herculanismo siga vivo. Ojalá el club ya haya dado el giro de 180º
necesario y aparezcan para entender qué significa ser herculano.