Muchas dudas había vertido el partido de la semana pasada
en Elche. Lo que, ante el C.D. Lugo, comenzaba a vislumbrarse como mejora fue
cortado de cuajo en el estadio Martínez Valero. Ayer, ante la A.D. Alcorcón, se iba a disputar un encuentro que debía marcar qué
equipo blanquiazul se iba a ver: el de los últimos dos partidos en casa o el de
Elche. Y salió cara. Eso sí, hubo momentos en los que se notaba que la derrota
había hecho daño, por ejemplo, en un Noe Pamarot que no estuvo muy acertado en
la primera parte.
Le costó arrancar al conjunto de Quique Hernández. Es más,
el primer cuarto de hora generó más de una premonición de “mal rollo”,
sensación que se acrecentaba con los primeros errores en la zaga-sobre todo, en
los saques de esquina- pero que no tuvieron esos terribles efectos de la
primera vuelta: el gol en contra. Curiosamente, la primera gran acción de juego
blanquiazul acabó con una falta premonitoria: entrada por banda
izquierda y derribo por parte de
Calahorro, lo que supuso la primera amonestación. La falta no tuvo
resultado alguno pero sí fue el pistoletazo de lo que supuso el inicio de la
mejora del juego local. Unos pocos minutos después, Calahorro fue expulsado por
segunda amonestación por frenar la incursión de Javito dentro del área grande.
Fallase o lo marcase, el penalty ya se había llevado por delante a un central
al cuarto de hora de partido. Portillo lo ejecutó a la perfección a pesar de
haber acertado el cancerbero en la dirección. 1-0. Siguió porfiando el conjunto
de Bordalás en pos del empate pero recibió el 2-0 en un excelente pase de
Javito y un mejor remate del “9”.
Entre medias, Falcón ya había evitado un gol de falta por parte de Dani Nieto.
El comienzo de la segunda parte fue de dominio amarillo buscando
ese 2-1 que arreglase las cosas pero, ayer, Falcón estuvo inexpugnable a los
tiros de Oriol Riera, Juli(en brillante “palomita”) y, al final del encuentro,
Urko Vera. Poco a poco, como en la primera parte, el conjunto blanquiazul se
iba quitando el dominio visitante y
acercándose a la meta de Manu Fernández. La tuvo Javito, después Portillo, que
veía como el esférico se pasaba delante de sus botas sin acertar a darle; con
2-0, no había esas críticas como antaño ocurrieron con aquel balón estrellado
al poste ante el Xerez C.Deportivo. El partido iba camino del 2-0 final, con
unos minutos muy broncos y que acabaron con la expulsión de Bordalás y las
merecidas amonestaciones de Dani Nieto, Sanz y Sales. Pero tenía que llegar el broche
de oro. A falta de siete minutos, falta lateral que lanza Edu Bedia en la que
el balón entra en la portería marcando una bella parábola, tocando el larguero
y entrando sin remisión: 3-0. Poco más de historia tuvo este tercer triunfo
consecutivo en casa, sin encajar gol cuando más floja pareció la zaga en los
primeros minutos. Poco a poco van saliendo las cosas. Ahora espera un difícil
Montilivi donde no gana desde la temporada 1992/93(0-2), curiosamente, con Quique
Hernández en el banquillo blanquiazul.
Apunte. Llamó la atención el asunto de
la iluminación de las torretas. Durante el precalentamiento, antes del
encuentro, estaban al 60% en las situadas en el
fondo norte y al 80% las del fondo sur. Casi se puede decir que es lo
normal porque es un momento en el que no es necesario darles toda la potencia.
Sin embargo, permanecían así durante los primeros minutos del partido. Daban
luz y suficiente luminosidad; sin embargo, en el minuto 17-18, ya se
encendieron todos los focos habituales en un partido y ya era otra cosa. Por
otra parte, la llamada de atención de megafonía al dueño de un vehículo por
tener las luces encendidas para que las apagase para evitar que se gastara la
batería, lo que fue objeto de guasa en la grada.