Todavía no he comprendido muy bien el porqué nuestras madres nos cantaban aquello de “viene el coco y te comerá” si no te dormías, la verdad es que pensado fríamente podría resultar hasta contraproducente, hacer pensar a un niño que puede venir un bicho y comerte, si no te duermes, porque crea ya un estado de desasosiego poco propicio para descansar.
Algo parecido pasa con el Hércules, una vez ha dilapidado su colchón de puntos con sus perseguidores. Sinceramente, creo que el Hércules debe plantearse estos 11 partidos que restan como una competición nueva, sin autosometerse a la presión de la persecución, sin mirar atrás, sólo hacia adelante. Todo lo anterior ya es historia antigua, ahora comienza la auténtica liga, ya habrá tiempo para analizar lo que ha pasado.
La verdad es que es difícil de explicar (más bien, imposible hacerlo) lo que ha sucedido con este equipo. Calidad tiene de sobra, y lo han demostrado, pero no hay manera. Cinco partidos sin marcar es sumamente extraordinario, y que te condenen en errores puntuales también lo es. Para mí una de las claves es la defensa, en estos últimos encuentros, no hemos conseguido repetir alineación en defensa, y esa inestabilidad se transmite en todas las líneas.
El Hércules es su propio enemigo, su propio “coco” ahora mismo. Lo hemos visto miles de veces en cualquier deporte: de ir ganando holgadamente a, en un momento incomprensible, echar por tierra todas las ventajas. El deporte en general, es un estado de ánimo, y sólo los que consiguen superar mentalmente estos baches, son los que consiguen alzarse con la victoria.
Por eso es importante que sigamos mostrando nuestro apoyo al equipo, que sigamos estando ahí aunque las cosas no vayan todo lo bien que quisiéramos, porque ahora es cuando nos necesitan, y por eso debemos estar el próximo viernes por la noche en el estadio, tenemos que marcar ese gol que nos hace tanta falta para recuperar la confianza.