Aunque es cierto que no hubo tal funeral,el recuerdo de las tres derrotas últimas en casa eran peligrosos antecedentes, aparte de que el buen ambiente de esta tarde recordaba a la del día del Nàstic hace un mes. Sin embargo, 90 minutos después, la ola, esa mítica celebración que triunfa desde Méjico-86, era protagonista tras ver la afición que no había riesgo alguno, que el resultado estaba más que controlado tras los goles marcados y la superioridad numérica durante 20 minutos. El triunfo, sumado a unos resultados positivos por norma general, ha colocado a los blanquiazules como segundos en una clasificación que, tampoco debe servir para decir que está todo hecho. La victoria contundente debe servir para afrontar el partido de la próxima semana con una confianza que, hace dos semanas, era inviable creer en ella. Este Hércules tiene las heridas de hace dos semanas a punto de cicatrizarse; aún le queda un poco para curarse pues el "Ciutat de València" puede servir tanto para abrirse la herida(una derrota) como para que el médico de turno dé el alta al enfermo(empate o victoria). Lo importante es que ese partido se jugará con otra fe, otra ilusión. Ese partido se puede ganar si se cree en ello pero, al menos, sin hablar de urgencias, el encuentro ante los granotas se vivirá de forma diferente.
El encuentro empezó con cierta intensidad pero poco acierto ante la meta de Biel Ribas.Escasas eran las ocasiones de verdadero peligro: un remate de Tote que se iba a la red por fuera o un lanzamiento de Danciulescu que se iba fuera. Entre medias, a la media hora, llegaba el gol de Tote en un saque de esquina. Irónicamente, el gol llegó de las botas del último jugador que marcó, allá por febrero, aquel tanto ante el Celta de Vigo y que ha durado hasta hoy-677 minutos-, a excepción del autogol de Barkero en la jornada pasada. Otra casualidad se produjo en el modo: el año pasado, David Amaral,entrenador del conjunto charro, realizaba un cambio antes de un saque de esquina y recibió gol en dicha jugada; hoy se repitió la jugada. D'Alessandro, que cayó en ese error de principiante, vio como tras cambiar a Raúl Gañán, Tote marcaba libre de marcaje el 1-0. La prueba de fuego llegó unos pocos minutos después cuando el conjunto visitante lanzaba una falta que atajaba con peligro Calatayud; se temía que regresara la mala suerte pero no llegó el empate. En la segunda parte, el técnico argentino ponía en juego a Linares, un buen delantero. El juego estaba siendo controlado con dificultades cuando se hizo el cambio fundamental: Danciulescu cedía su puesto a Gerardo Noriega y, en cinco minutos, el asturiano centraba a Delibasic que era derribado por Goikoetxea. A partir de ahí el desquiciamiento rival: roja al jugador vasco, segunda amonestación a Salva Sevilla que es, igualmente, expulsado. Tras el 2-0 marcado por Farinós y camino al punto central, Rossato se autoexpulsa y acaba marchándose al vestuario. La jugada perfecta: gol y tres expulsados rivales. El resto era ya esperar: Sendoa centra y cuando Gerardo tenía el pie puesto para marcar, Cuéllar empujó el balón hacia su portería. Posteriormente Kiko Femenía no iba a desaprovechar su ocasión para materializar el cuarto tanto. La afición, que hoy ha sido de 10, ha disfrutado y se ha ganado justamente el premio de celebrar una victoria. Hoy ha sido, más que nunca, ese jugador número 12.
Apunte Respecto al arbitraje de esta jornada, parece que esa frase "la primavera, la sangre altera" se llevó a cabo en varios de los encuentros donde la tarjeta roja salió a pasear en diferentes momentos de los encuentros: protestas en Alicante, desquiciamiento en el Camp Nou donde los jugadores jerecistas iban llegando al vestuario antes de tiempo, Sevilla, Getafe, Cartagena,Villarreal, Zaragoza,etc. Muchas inferioridades numéricas en esta jornada donde la expulsión ha sido demasiado habitual, sea justamente o excesiva. Pero, con todo, la amonestación más peculiar se la llevó Joel al abroncar...a su compañero Trashorras de forma lamentable, por mucha razón que tenga.