El tanto de Rubén Navarro en Tarragona supuso un empate justo para ambos contendientes que ofrecieron un encuentro disputado de principio a fin. Pero ese tanto colocó en veintitrés el casillero de puntos obtenidos, al igual que hace tres años. Por aquel entonces, aquel 3-0 a la UD Levante colocaba al equipo blanquiazul en quinta posición a dos puntos del ascenso, si bien aquella noche "durmió" empatado con el tercero. De aquel Hércules queda la presencia de Sergio Fernández, Cámara y parte del cuerpo técnico dirigido por Juan Carlos Mandiá, que es lo que hace de este comentario algo más interesante. La evolución de aquel equipo fue de más o menos porque hubo ciertos hechos que terminaron de cortar todo el torrente de ilusión creado en las primeras jornadas en las que el sueño de un regreso cercano a la primera división era factible mas, entre la lesión de Moso y la locura desatada por la guerra Roig-Botella/Ortiz, todo acabó truncándose y, por medio, una racha insufrible de diez semanas sin ganar desde aquel encuentro ante los “granotas”.
En esta ocasión, hay diferencias para creer que aquellos tiempos terminaron. Para empezar, la “pax” institucional parece que no tiene visos de quebrantarse lo que es la primera piedra para un bonito “edificio”; la figura de Mandiá tiene, a mi parecer, más solvencia que en aquellos tiempos- la experiencia, pasar por la casa blanca, más presencia- aunque mantiene, para bien o para mal, sus principios. Y no, no estoy hablando del célebre 4-1-4-1, sino de ser el primero en ayudar a que no se tuerza la obra. También creo que cuenta con un vestuario que, salvo sorpresa, es más “sano” pues aquél ya tenía aspecto de escindirse como así ocurrió entre los héroes del ascenso y los nuevos. Desde el punto de vista futbolístico, se ha ganado en presencia defensiva con un Calatayud inconmensurable-nada que ver con los problemas de titularidad en la portería de aquella temporada- y con un impresionante Abraham Paz en vez de Urbano Santos; los laterales son mejores, bien por calidad técnica(Bautista por Vicente Verdejo), bien por trabajo(Ruz tiene esa actitud que me recordaba a Castro en lo que se refiere a entrega). El centro del campo habla a las claras de la diferencia de aquella temporada en el que el peso lo llevaban los de 2ªB (Sergio Mora, Cámara) y que ahora lleva Farinós de la mano junto a Rodri o Aguilar. En la delantera quizás se haya perdido algo pues Moisés es caso aparte(realmente, el miedo a no saber si asumiría correctamente la titularidad es lo que apartó al delantero del club alicantino) mientras Sendoa es, dentro de lo que cabe, más regular de lo que fue Kike Mateo. Es muy difícil repetir aquella racha que acabó con Mandiá fuera de los banquillos pues hay más futbol y quizás falta un poco de esa suerte que sí hubo en aquellas jornadas.
Apunte Aunque siempre se desea un fútbol limpio de toda impureza como la sufrida con el reciente “escándalo Jesuli”, habría que separar lo que es delictivo de lo que es, simplemente, un acto antideportivo pero del que no hay prueba de delito, sólo que no ha sido ético. Por mucho que se quiera, los manejos se hacen habitualmente a nivel de césped(pactar un empate que viene bien a los dos equipos)o, incluso, con el deseo de la afición(las derrotas sevillanas para descender al rival ciudadano).