Revisando los datos de esta temporada y comparándolos con los de años anteriores, me llama la atención “redonda y numérica” de llevar el doble de puntos que hace, justamente, una década exacta. Hace diez años, la ilusión por el ascenso tras una temporada discreta se truncó bien pronto. Para mí no fue un año cualquiera pues no renové mi abono tras seis años consecutivos abonándome más tres temporadas previas en las que entraba a determinados encuentros mediante la correspondiente entrada. ¿Por qué no lo renové? Desde principios de abril de aquel año 1998 comenzaba a resquebrajarse mi confianza tras el adiós a Falagán mediante la no ejecución de un punto de su contrato de cesión y que le hubiese permitido seguir en Alicante; la marcha de Manolo Alfaro, entendible desde el punto de vista del jugador, ya era la segunda persona que se marchaba del club y, por último, el famoso adiós a Eduardo Rodríguez, el mejor delantero y que se retiraba con 32 años cuando hubiera podido estar aún un par o tres de años en activo como aquel delantero trotamundos, Paco Salillas. Sus sustitutos me dieron la pista de un año atroz: Belman/España(Falagán), Osterc/Deus(Rodríguez). Aunque no iba al estadio seguía al equipo a través de la información diaria; el descenso supuso una doble pena: la del descenso y la de haber acertado lamentablemente el futuro del equipo. Desde entonces llevo diez temporadas consecutivas abonado. Pero aquella temporada cantaba desde el inicio a pesar de la presencia de Sergio Egea, que parecía una buena opción. En la octava jornada ya estaba finiquitado el hispano argentino y Espejo estaba en plan “borde” en la rueda de prensa posterior al 0-2 ante el Ourense que supuso el fin del técnico. Ya en aquella época sonaba el grito de apoyo a Manolo Jiménez pero Francisco Peris fue a fichar a “Perico” Alonso, su última gran pifia pues fallecería tres semanas más tarde. Con Luis Esteban en el cargo, el técnico extremeño llegaba al banquillo pero no pudo impedir el descenso, igualando los números del entrenador vasco. Ante el Sporting de Gijón se confirmaba el descenso a la 2ªB.
Un ascenso y tres temporadas después en la división de plata, el equipo ocupa la cuarta plaza, empatado a puntos con el tercero por un gol, con unas sensaciones muy opuestas a aquellas. Cierto que el equipo, cuando se coloca ahí abajo es difícil de salir adelante, el juego es sufrido porque los errores se pagan y los aciertos no aparecen como cuando ocurre al revés. Aquel Hércules había ganado a estas alturas de la jornada quinceava tres partidos por seis en la 08/09, cuatro empates(8 empates en esta temporada) y ocho derrotas(una). Encajaron la friolera de 23 goles que están alejados de los ocho actuales mientras que la relación de goles a favor era escasa(menos de un gol por partido) y encabezada por Lledó. La situación de aquella temporada era tal que “alcanzar” las cifras de esta temporada se superaron en la jornada 29ª a nivel de puntuación mientras que, a nivel de goles a favor, los 19 goles se superaron en la última jornada de la primera vuelta. Otra circunstancia a tener en cuenta es la facilidad para quedarse en inferioridad numérica o provocarla; en aquella temporada hubo cuatro encuentros en los que se contó con menos jugadores sobre el terreno de juego y, salvo una victoria, lo normal era perder; por el contrario, en esta ocasión han sido dos veces y sin perder; eso sí, aquella temporada sería más proclive a la expulsión porque hubo cinco encuentros con superioridad numérica- dos de ellos perdidos- mientras que en la 2008/09, las dos ocasiones(Levante y Alavés) se venció. Aquel Hércules enfiló el camino del abismo; sería ilusionante que, diez años después, se cambiase el sentido y 2009 fue el año de la alegría.
Apunte Me parece que la profesión de colegiado en Grecia se ha complicado de veras. La expulsión de un futbolista por hacer la zancadilla a un espontáneo va a hacer que cuando alguno de estos sujetos vayan a por el trencilla, ningún jugador irá a ayudarlo.