martes, diciembre 09, 2008

Fiebres lejanas

Por una vez, es de agradecer esta temporada “tranquila” en lo que se refiere al banquillo herculano; sobre todo en un club proclive al cambio y que, por ahora, lleva camino de una segunda temporada sin cese o dimisión en medio de la competición. Es cierto que aún es pronto pero no se espera que ocurra. En una jornada en la que es de agradecer la foto de Botella y Mandiá en el INFORMACIÓN, se ha visto, en torno, muchos cambios. Para empezar, la semana comenzaba o acababa la pasada con la dimisión del entrenador del Orihuela tras conseguir seis derrotas de ocho partidos en Los Arcos; muy cerca de aquí, Iniesta cesaba a Lema en su quinta jornada y acumulaba el cuarto entrenador para el Alicante CF; al lado del Guadalquivir era cesado José González en el Córdoba CF y, para rematar la faena, la destitución fulminante de Schuster en el Real Madrid…y todo ello sin contar con semanas pasadas o con entrenadores a punto de caer como Javier Clemente y con toda la afición murcianista clamando el fin del de Barakaldo en el banquillo. Ante tal avalancha, sólo se puede considerarse afortunado por llevar una temporada a tener en cuenta.

El cambio de entrenador siempre tiene un componente de incógnita puesto que no se sabe si va a ser acertado o no. Aunque es cierto que lo mejor que puede ocurrir es que dicho cambio se produzca por octubre-noviembre y, excepcionalmente, muy a final de temporada, hay que valorarlo fríamente. Ver si es por una cuestión de plantilla, si es tema de resultados, si es cuestión de confianza mutua de jugadores y entrenador y tener en cuenta otros casos. Se suele decir que los cambios no traen el efecto adecuado; no estaría de acuerdo puesto que el cese se realiza con la sensación de que nada se puede arreglar con el entrenador anterior. Generalmente, el cambio suele ser positivo salvo que la plantilla no diera más de sí; habitualmente, los gritos de cambio de perciben varias semanas antes y la decisión conlleva una mejora inicial producto de que los jugadores habituales y no habituales cuentan con las mismas opciones para jugar…hasta que se vuelve al mismo status salvo que el entrenador sepa llevar bien el conjunto. Esta es una etapa que afecta a los jugadores pues los malos resultados los culpabilizaría tras el cese del entrenador…y los buenos resultados favorecerían que las malas lenguas comentasen el manido tema de “hacer la cama”.Una de las críticas habituales es que un entrenador no ha sabido controlar el vestuario y éste se lo ha “comido”, bien sea por ser un entrenador muy “relacionado” con los jugadores(llevarse demasiado bien con los jugadores hace perder la disciplina), bien sea por ser un entrenador excesivamente rígido y duro(lo que suele facilitar el hecho de “hacer la cama”. El tiempo acaba dictaminando si hubo acierto en el cambio de entrenador.

APunte Desde este blog, es mi intención mandar el apoyo a un buen futbolista que, aunque no pisó el césped como herculano, lo tuve en mente en aquellos años de 2ªB. Monty ha tenido que dejar temporalmente el fútbol para recuperarse de un tumor en los testículos. Como positivo, saber que ha tenido suerte(gracias a un positivo falso en un análisis) y que ha habido varios compañeros que lo han superado. Desde aquí, de nuevo, todo el apoyo.