Si ya lo dice el refrán: líbrame de las aguas mansas, que de las bravas ya me libraré yo. Comentaba algo la semana pasada, sobre unas tortuguitas que estaban ávidas de escapar de la quema que supone bajar a la Segunda División B. También comentaba algo, de una liebre que en el último instante es despertada de su reconfortante siesta... pues bendita “despertá” porque, esta semana, las tortuguitas han salido casi todas escopetadas a ver quién se puede salvar, cono si les hubieran puesto un petardo en el c...aparazón, claro; mientras que la liebre, por su parte, no ha podido vencer a su naturaleza fabulística y se cobró, el domingo pasado, la siesta que tenía pendiente. Es cierto, que quedan tres partidos, y que la cantidad de equipos implicados y con cruces delicados, hace más que improbable la catástrofe pero, caramba, mira que nos gusta mantener el intríngulis hasta el final.
A todo ello hay que sumar, una jornada más, el espectáculo de este Curro Jiménez (que no Romero) del arbitraje llamado Pérez Montero, que cada vez que asoma por el Rico Pérez pita un penalty de los suyos, es decir, de los que no existen, y esta vez a lo Rafa Nomejodas Guerrero, o sea, penalty y expulsión. Siendo objetivos, la expulsión, vale, admitimos pulpo como animal de compañía, pero el penalty.....va a ser que no.
La próxima semana, toca el Sevilla B en un encuentro que, por hacerlo algo interesante, diremos que hay que ganarlo, otra cosa es que haya voluntad porque las vacaciones ya están haciendo de canto de sirena para la mayoría.