El domingo pasado, fue uno de esos días cargaditos, menos mal que la tormenta ayudó a acallar la conciencia, y mientras con un ojo veía la épica final de Rafa Nadal contra Federer; con el otro veía el épico triunfo del Hércules contra el Málaga y, menos mal, que el partido del Mallorca se retrasó, porque si no, me habría tenido que lanzar a este nuestro puerto para que me saliera un tercer ojo, con el que poder ver ese partido. Qué dos partidos, madre mía, si es que me estaba cansando sólo de verlos.
Tengo que confesar, que con el 3-1 del descanso en Málaga, este artículo no tenía pensado escribirlo. Yo iba a hacer una comparativa con la fábula de “La Tortuga y la Libre”, y de cómo unas lentas( pero ávidas de escapar de la quema) tortuguitas, con tesón conseguían doblegar a una liebre que creía que lo tenía todo hecho, y en lugar de rematar la faena, como buen español, se dedicó a dormir una buena siesta, con el consiguiente susto. Si es que de Morfeo no hay que confiar, que luego te vampiriza entre sus brazos.
Pero al final resulta que las pobres tortuguitas acabaron tropezando y, a la liebre, en mitad de la siesta dicen las malas lenguas, que un Olentxero cargado con una cesta de zanahorias, le arreó un buen sopapo que acabó por ponerle las pilas. Lo cierto, es que con esa victoria, a la liebre se le solucionaron muchos problemas, entre ellos el tener que estar mirando constantemente atrás, por aquello de haber superado la barrera de los 50 puntos. Lo cierto, es que tiene su guasa estar hablando de permanencia, siendo el equipo más goleador de la categoría....claro, que también es el que peor rendimiento ha sacado de ellos.
El próximo domingo frente a Las Palmas, se buscará (resultados mediante) lo que es la confirmación matemática de la permanencia, a no ser que el bigotudo animalito tena sueño atrasado, que todo puede ser.