Sin duda, el punto logrado por el Hércules en tierras asturianas se puede definir por este titular. Dulce por sumar un punto que casi nadie esperaba tras los treinta minutos de la segunda parte; agrio por ese balón al larguero que hubiera supuesto un 1-2, ciertamente injusto, pero, a estas alturas, imprescindible para alcanzar la cifra de 50 puntos. El partido había empezado con las mismas premisas que hace dos semanas en Soria: un control local y oportunidades-no muchas, por cierto- herculanas. Aquel disparo al cuarto de hora de Tote, el saque de esquina posterior, o el remate desde la frontal por parte de Sendoa fueron algunas de las opciones. El Sporting se estiraba y los últimos minutos eran suyo con disparos como el de Pedro, por encima del larguero, o el de Hidalgo , aprovechando un fallo de Unai, enviando el balón por encima de la portería. El resultado de 0-0 era lo mejor que lograba el Hércules tras llegar el descanso. Se había difuminado el equipo con el paso del tiempo y el control era local.
La segunda parte empezó con más ímpetu local y producto de ello fue el tanto de Kike Mateo. El murciano superaba a su ex compañero Sergio Fernández y con un toque leve, por encima de Unai, batía la meta herculana. Los negros nubarrones se iban acrecentando con cada ocasión sportinguista que se iba mandando al limbo, afortunadamente para las huestes herculanas. El cambio para introducir a Mariño iba a resultar clave pues del peruano salió el balón que acababa en las redes; una jugada de tiralíneas entre él, Tote e Ion Velez permitía un milagro en forma de 1-1 cuando no se vislumbraba nada más puesto que el vasco y Rubén Navarro parecían romos delante de la portería defendida por otro “ex”, el cancerbero Sergio Sánchez. El Sporting caía en una depresión de la que no se levantó en lo que quedaba de encuentro, recordando aquella máxima de quién perdona acaba perdiendo. No perdió el Sporting pero se puso de los nervios cuando la falta lanzada por Albacar se iba al larguero, que lo escupió hacia delante con tal virulencia que el rechace fue demasiado fuerte para que el delantero pudiera controlar. La doble oportunidad herculana no tuvo continuidad. La oportunidad posterior se desaprovechó y la victoria no llegó. El punto es bueno por el hecho de sacar algo positivo de un campo de los primeros clasificados y, sobre todo, para calmar el estado de perpetua ansiedad que se vive en Alicante, especialmente ,pensando en el encuentro ante el Deportivo Alavés, donde la victoria sí que es fundamental.
Apunte Lo del puntapié de Juanfran al “Kun” Agüero es de escándalo por el simple hecho de no pitar una falta evidente. El argentino del Atlético no me cae nada bien, su mano ante el Recreativo fue algo vergonzoso, por mucho que se hable de pillería, pero estar persiguiéndolo por aquello con jugadas como ayer supone acrecentar una injusticia aunque el colectivo arbitral se considere ultrajado.