Muy posiblemente el titular no sea acertado pero el recuerdo, no muy lejano, sigue persistente. Hace menos de década y media, un yugoslavo apellidado Vorkapic debutaba en el Hércules. Sus primeros pasos fueron impresionantes tras marcar consecutivamente en las tres jornadas posteriores a su debut; con el nuevo delantero se recuperaba la ilusión estancada en aquella cuarta jornada cuando Eduardo Rodríguez marcaba su último gol de su primera etapa en blanquiazul. Durante la friolera de cuatro meses se dependió de los goles de Zafra, Paco López y la eficacia bajo palos de Falagan para suplir la poca efectividad de los delanteros y con el objetivo de los silbidos sobre De Diego. La llegada del goleador balcánico fue como un bálsamo de aceite en la segunda vuelta, a pesar de los seis tantos marcados en esas jornadas. Pero si hay algo que me ha hecho acordarme de él no fue ese tanto de cabeza, hacia atrás, tras la salida del “yernísimo” de Cruyff, Angoy, sino el problema de tobillo que le asoló en las últimas semanas de esa temporada 93/94. Una lesión que acabó creando un cisma mayor entre el entrenador y el servicio médico dirigido por Simón Campos a la hora de alinearlo ante el Castellón. Aquella derrota en tierras de la Plana frustró las insospechadas esperanzas de jugar aquella promoción de ascenso. Pero la principal imagen se dio en la semana anterior cuando el rival que visitaba el Rico Pérez era el Real Murcia; el jugador balcánico sustituía al discreto De Diego en el inicio de la segunda parte; un par de tarascadas después, el jugador era atendido en la banda, del cual salió cojeando hasta que dijo basta y era, sustituido a pesar del enorme esfuerzo. Tras aquel encuentro se le puso protección al tobillo maltrecho mientras que el entrenador se peleaba por contar con el jugador.
Ahora, catorce años después, esa imagen de Vorkapic cojeando y esforzándose por terminar el encuentro, pero sin poder hacerlo, volvió a aparecer en mi mente cuando veía que Tote se marchaba del campo sin poder aguantar más. A pesar de una semana entre algodones, poco ha servido el intento de recuperarlo pues el madrileño dejaba claro que no iba a arriesgar su carrera deportiva por una lesión en una zona importante para el tema deportivo…y personal. Que un jugador con ese problema siguiera jugando le hace más merecedor del apoyo cuando otros, por menos, se han escondido. Esa es la clave de porqué Tote fue aclamado a lo largo del encuentro: se sabía que había jugado el encuentro lesionado, participó en el juego como el que más, y, al final, tenía que ceder y retirarse para evitar que se agrave la lesión. Ese es, sin duda, el principal temor ante la evidente ausencia de ocasiones: la falta de un jugador que ha estado activo en los últimos encuentros aunque los jugase a un menor ritmo de lo acostumbrado. Ahora, su ausencia es importante ante los encuentros venideros…aunque ojalá el equipo gane como lo hicieron aquellos ejércitos ante la ausencia del Cid.
Apunte Una mirada furtiva a la 2ªB para aplaudir, no sólo la excelente trayectoria del Ontinyent, sino para disfrutar del tanto marcado por Montava desde la frontal y de volea. Un golazo que me hace recordar otros tantos marcados con la zamarra herculana.