Sí, una mala racha de un punto de doce posibles ha alejado al Hércules de las posiciones de ascenso en las que nos encontrábamos apenas hace un mes. Urge más que nunca los tres puntos ante el Racing de Ferrol y, si cabe, los que se jugarán en el Nuevo Arcángel de Córdoba. Lo que espera al Hércules en noviembre es de tal envergadura que ya casi se impone una remontada antes de enfrentarse a la Real Sociedad, Celta-que aunque no esté bien sigue siendo un recién descendido- y Nàstic en casa. Lo que más preocupa, sin embargo, no son los puntos sino la sensación de falta de argumentos ante un Alavés, con todos los respetos, con un juego de empuje algo rústico pero que ayer desarboló en la primera parte al Hércules. El equipo dirigido por Goikoetxea llegaba a Vitoria con la intención de cambiar el once: Alba aprovechaba su oportunidad de la Copa al igual que De los Santos, Manu y César. Por desgracia, tal renovación llegó en mal momento. Rodri se echó de menos ayer- de esos futbolistas que se nota cuando no juegan- porque a este equipo le falta alguien que corte el juego rival y ayer eso no se vio en ningún momento. El Alavés presionaba fuerte y encima, llegaba con facilidad al meta Unai mientras el Hércules apenas llegaba con peligro, muy basado en jugadas estratégicas que Ariel no acertaba a colocar bien o la única oportunidad a tener en cuenta, el remate de César en un saque de esquina. El Alavés, como he escrito antes, llegaba con más facilidad y eso que usó poco el balón directo. El cuarto de hora final de la primera parte hubiera acabado con algún tanto en contra pero la suerte acompañaba.
La segunda parte se inició de mejor modo. El Hércules parecía que quería ganar el encuentro, se veía más volcado al área rival mientras el Alavés ya no llegaba tan fácil al área alicantina. Sin embargo, el 1-0 llegó cuando quizás se lo merecía menos: remate de Aganzo en un saque de esquina y entraba ante la escasa oposición de la defensa que veía que otro gol llegaba. Afortunadamente la reacción no tardó en llegar ya que, a la jugada siguiente, otro saque de esquina, César volvía a marcar como en Copa, si bien, el tanto fue de fuerza y suerte que de calidad como el miércoles pasado. Con el 1-1 se rompió el partido. Sinceramente, era lo mejor que le debía de ocurrir al Hércules con la calidad que tiene delante: un intercambio de golpes. Haber apostado por una táctica más de controlar el juego y aguantar el punto se hubiera logrado pero, sinceramente, no hubiera mejorado la imagen del equipo. Fueron a por el 1-2 y recibieron el 2-1. Tuvo Blas su oportunidad, con todo se esperaba que Tote hiciera alguna de sus jugadas o que Sendoa entrase en el área rival mas el tanto local llegó de forma traicionera. Otro penalti, muy riguroso- puede serlo pero si se pita ese, otros se deben pitar igualmente- finiquitaba las ilusiones alicantinas. Lo peor de todo es que se están marchando los rivales de forma preocupante y se puede quedar una segunda vuelta sin emoción alguna. Urge sumar los tres puntos, urge ganar de forma convincente para regresar dónde estábamos.
Apunte Esto del Hércules y los resultados de Liga y Copa me recuerda al Espanyol de hace dos temporadas cuando ganaba en Copa a los mismos rivales con los que había perdido en Liga. En poco espacio de tiempo, perdió 5-0(Getafe) o 2-0(Cádiz) donde había ganado 0-1 y 0-2 unos días antes. De haber sumado en Liga los mismos resultados que en Copa hubiera sumado la friolera de once puntos. Ahora el Hércules echa de menos los seis puntos perdidos ante Numancia y Alavés cuando unos días antes les había ganado.