Anda el panorama metereológico un poco revuelto, y el meteosat todavía indica que hay riesgo de tormentas, habrá que prepararse porque, cosa rara, últimamente le ha dado por llover, y ya se sabe que al agua hay que tenerle mucho respeto.
Independientemente de las decisiones arbitrales, también en el Hércules parece que hay cierto riesgo de gota fría, fenómeno muy habitual por estos lares, y al que deberíamos estar acostumbrados, lo que pasa es que este año da más rabia porque, en líneas generales no lo está haciendo mal.
Es cierto, que el partido contra el Alavés no ha sido el más feliz que ha jugado, pero la derrota es un castigo demasiado duro para los méritos de ambos equipos.
A pesar de todo, de momento no estoy preocupada. Los fallos en defensa se pueden corregir, y en ataque tenemos una digna presencia. Será una tontería, pero el hecho de no haber quedado a cero ningún partido, me da la confianza de que esta situación se puede remontar, ahora mismo el Hércules me recuerda al Getafe de Laudrup: es un equipo que se está buscando, y cuando se encuentre no va a haber quien lo pare; no lo voy a negar, cuando antes, mejor.
Lo que más me gustó del partido, es que con el empate el Hércules no se puso a especular con el resultado, es lo que tiene el intercambio de golpes: unas veces das tú el hachazo; y otras lo recibes, ya tendremos la ocasión de ser nosotros quienes salgamos ganando.
Y para el partido contra el Ferrol, un llamamiento a la afición. Es ahora cuando hay que estar al lado del equipo, es muy fácil animar cuando las cosas salen bien; es en estos momentos de tormenta cuando hay que empujar.
Ya se sabe, la gota fría, como todo en esta vida, pasa, y tarde o temprano vuelve a salir el sol.