Cuatro meses y medio después, el Hércules vuelve a contar con opciones para jugar la promoción de ascenso en junio. Una situación que deberá generar, en teoría, una mayor afluencia de espectadores una vez que el tiempo impidió hace dos semanas que, ante el Peralta, se congregara más gente de lo que se esperaba. La lluvia, en ese atípico día, acompañó al equipo navarro hasta la capital de la Costa Blanca, lo que provocó que unas cuatro mil acudieran al estadio y salieran bien felices del estadio tras la alegría de esos goles de la segunda parte. Sin embargo, en esta semana, se espera que el ambiente empiece a ser de los de fiesta de aquellos años felices una vez que el insólito "miedo escénico" que afectaba a los propios blanquiazules haya desaparecido tras las últimas victorias caseras.
Muchas son las ganas de ver buen fútbol. Ganas de ver a Vicente Verdejo disfrutando de sus mejores momentos tras los dos últimos años; ganas de ver a Miguel, llamado para entrenar con la selección española sub-19 debido a su gran juego; ver a Merino, enrabietado, que querrá ganarse el favor del público con goles como el que marcó al Alicante; ver a la defensa que parece coger seguridad en las últimas semanas; ver, en definitiva, a un conjunto de jugadores que están ilusionando con los conceptos clásicos del fútbol como, por ejemplo, el juego por bandas y, sobre todo, la ansiada competencia que hay entre todos por querer jugar en el once de Mandiá ahora que el momento es "dulce". Sin pensar que subiremos a 2ª puesto que hay que ir partido a partido, el equipo ha ganado en credibilidad a diferencia de hace cuatro meses y medio.
Apunte Es curioso que, con tanto debate Merino - Jordi Martínez, surgiese como otra opción plausible Máyor, un delantero al que dediqué hace un tiempo un artículo, y que marcó el domingo pasado en la Nova Creu Alta el gol de la victoria. Del ostracismo a empezar a contar con Mandiá.