Terminó oficialmente la tercera temporada de Juan Carlos Mandiá. El comunicado de club, de buena mañana, confirmaba lo que se comentaba por la noche del sábado. Una tensión en el ambiente que, en principio, acabó con el técnico lucense. Una puerta que se cierra y, muy seguramente, de por vida. El desgaste de esta temporada ha sido como la palabra que había definido las tres etapas del entrenador lucense: tremendo. Era ilógico que hubiese arrancado la competición cuando ya vaticinaba que los gritos iban a ir hacia él.
En escasas cinco horas, la entidad blanquiazul ha presentado a dos viejos conocidos para reflotar una nave que está bajo mínimos pero que tiene en Ponferrada una roca a la que agarrarse. Una victoria en tierras daría aliento a los dos partidos en casa que se jugarían ante el Xerez CD y la UD Las Palmas. Porque la primera ventaja que puede ocurrir es que el ambiente en el estadio se relajará, al menos, en las próximas semanas. Se espera un cambio de actitud de los jugadores(ojo, lo importante es que luego puedan porque la preparación física parece alarmante). Beneficiará también a los jugadores un estilo diferente de juego e intensidad. En definitiva, el ambiente tendrá menos carga y eso, esperemos, deberá ayudar a los jugadores, incluso los jóvenes de los que tanto hablaba el ex técnico blanquiazul.En especial, espero que uno de los jugadores más beneficiados debería ser Gilvan Gomes, que se reencontrará con el técnico que tuvo en el S.D. Huesca antes de fichar por el Hércules.
Uno de los conocidos es Moisés García León. Viene de segundo entrenador y con el recuerdo de sus dos años en el club que le hicieron merecedor de aplausos cuando ha pasado por Alicante a disputarle los puntos al equipo blanquiazul. Curiosamente, desde su época de jugador se le veía intensidad en los banquillos, siendo normal que estuviera de pie mientras Josu Uribe estaba en el área técnica...como si se preparase para su rol de entrenador.
Pero el verdadero protagonista es Quique Hernández. Al igual que el ex-técnico lucense, está en su tercera etapa y con 136 partidos entre Liga y Copa del Rey. Una primera época gloriosa: regreso a lo grande a 2ª División(92/93) y, en la siguiente temporada, rozó la promoción de ascenso a 1ª División. Regresó para sustituir a Ivan Brzic en el año 1996 pero no pudo salvar al equipo del descenso porque el lastre del entrenador balcánico acabó por ser definitivo. Unos cálculos que realicé en su momento reflejaban un 14º puesto si la competición hubiese comenzado con su llegada, aunque, ciertamente, los datos estarían sesgados porque sólo tuvo que sufrir ese Tourmalet especial(Real Madrid, Deportivo de la Coruña, Atlético de Madrid y Real Betis) en la segunda vuelta a diferencia de otros equipos. Sus dos victorias ante el F.C. Barcelona. En la siguiente temporada finalizó su periplo en el Hércules C.F. tras ocho partidos con poca suerte en algunos momentos. Los dos últimos partidos fueron sintomáticos: victoria sufrida ante el UE Lleida(4-3, tras ir ganando por 4-0) y derrota en Ourense(2-0), tras errar Alfaro un penalty que hubiera permitido empatar ese partido.
Una nueva etapa que va a ser exigente porque, al igual que en 1996, parte de un handicap de puntuación a tener en cuenta. Desde Grada Preferente, deseamos al técnico de Anna todos los éxitos en este club al que hizo grande por su juego.
Una nueva etapa que va a ser exigente porque, al igual que en 1996, parte de un handicap de puntuación a tener en cuenta. Desde Grada Preferente, deseamos al técnico de Anna todos los éxitos en este club al que hizo grande por su juego.