Hace década y media, los goles se celebraban a gusto, sin apenas normas que vulneraran el momento mágico del fútbol.Cierto es que Leandro o Fowler no ayudaron mucho. Tampoco lo hicieron accidentes como el que sufrió Martín Palermo en el Villarreal C.F. hace unos años. De todo ésto surgió una normativa disciplinaria decidida a sancionar hechos como quitarse una camiseta(lo más normal cuando se marca un gol considerablemente importante),mostrar algún mensaje en la camiseta interior o celebrar un gol con los aficionados- ya no menciono el agradable recuerdo de cuando los delanteros saltaban la valla para abrazarse con los jugadores como hacía Rodríguez o Paco Luna- dejando cierta frialdad en los ánimos. De vez en cuando algún jugador tira de orgullo, ganas de celebrarlo olvidando sus efectos secundarios(Delibasic fue expulsado doblemente en el Hércules por quitarse una camiseta o celebrar un hat-trick con los aficionados). Sin embargo, hay casos que rozan el escándalo y deberían obligar a quitar o matizar ciertas normas.
Dice el artículo 111 del Código disciplinario de la RFEF, en su punto h, que habrá amonestación "cuando con ocasión de la celebración de un gol el futbolista se despoje de su camiseta o la alce por encima de la cabeza, así como cuando se encarame a la valla que rodea el terreno de juego.". Uno de los motivos iniciales que induciría a amonestar a un jugador por esta situación de llevar mensaje bien pudo ser la sanción de Darío Silva por llevar una camiseta interior apoyando al Partido Andalucista. Polémica similar ocurrió con otra que lució Kanouté en apoyo a la causa palestina. Han sido varios los casos en los que este artículo ha reducido buena cantidad de celebraciones emotivas. Pero hay una fecha en la que se debió de decir basta con el castigo a estas celebraciones: cuando el comité de competición explicó que estuvo correcto el árbitro que no amonestó a Cristiano Ronaldo cuando el luso se levantó la camiseta madridista y mostraba una de apoyo a su natal Isla de Madeira. Obviamente, no estaría de acuerdo con la amonestación ante un acto de solidaridad con un sitio que había sufrido por riadas, donde fallecieron 42 personas. Dos días después del partido, el citado comité recordaba un artículo análogo(el 91.1 en el que se mencionaba que era infracción grave con un importe de multa entre 2.000 y 3.000 euros) pero también mencionaba el artículo 1.5 del Código Civil en el que incidía en el contexto para indicar si era motivo de sanción o no. Un mensaje más dejaba esa resolución del día 23 de febrero(temporada 2009/10):"Conforme a estos criterios no puede este Comité sancionar un gesto pacífico de fraternidad y solidaridad...". Ese mensaje olvidaba que tan duro y triste es la desaparición de 42 personas anónimas como la del amigo que se moría a su lado. Así, por ejemplo, a Callejón se le sancionó por recordar a Jarque en una camiseta o, a nivel herculano, cuando Cristian Hidalgo dedicaba el gol a un pariente fallecido. En el caso del jugador ex españolista y ahora "merengue", el comité de Apelación echó para atrás la sanción. La resolución supongo que estará en manos de los juristas de los clubes deportivos para recordar al comité que el dolor no tiene nada que ver con las excepcionalidad y que eso debe servir para no sancionar a Diego Castro por mostrar la camiseta de Manolo Preciado. Aún así, quedaría un segundo paso para que no afectase a nivel de amonestaciones sobre el terreno de juego, dejando al comité de competición juzgar si el mensaje mostrado es correcto o no. Pero impidiendo que un mensaje de cariño hacia una persona sea motivo de complicar un partido a un jugador determinado.
Apunte Parece que David Aganzo "nació para jugar en el Aris". Tres goles consecutivos que lleva en su equipo con el que fichó hace apenas menos de un mes. Un gol más que toda la temporada pasada y que demostraría que, si no rindió, se debió a un entrenador y a un preparador físico que no ayudaron a darle tanto el estado físico apropiado o con escasas ocasiones de gol...como tampoco la suerte, por ejemplo, las paperas.