martes, septiembre 25, 2012

Mandíbula de cristal

Una de las cualidades que tenían los equipos de Juan Carlos Mandiá era su capacidad de remontar resultados en contra, especialmente, en la temporada célebre de los 78 puntos y la pasada, en menor medida(4-6-13). Incluso en casos como ponerse dos goles por debajo y lograr igualar el resultado a base de garra y cierta dosis de suerte. Así, podríamos hablar de 4 victorias y siete empates en 16 partidos en los que se pusieron en contra en el marcador(2008/09) mientras que, en la pasada temporada, se venció en 4 ocasiones, seis empates y, eso sí, trece derrotas. En esta ocasión, estamos hablando de un triste pleno:de las cinco veces en las que el rival se ha puesto por delante, el resultado final ha acabado con derrota herculana. Numéricamente, el único atisbo fue el gol de Escassi que redujo el 0-2 de los franjiverdes en el descanso de la segunda jornada.

El problema que refleja esta situación es la sensación de mandíbula de cristal, de sentir que, al primer golpe, no hay reacción- incluso, tras el gol de Felipe Sanchón, que recortaba distancias, se sufrió en la segunda parte- como se ha ido viendo en cada uno de los encuentros en los que el rival se ha visto con el marcador a favor. Se puede decir que podría haber sumado algún punto más pero sería difícil precisar. Curiosamente, se ha dicho que se ha perdido con un Villarreal C.F. muy vulgar y con un F.C. Barcelona B que se llevó demasiado premio, pero lo que se ve es que los rivales han comprobado, para escarnio de los aficionados blanquiazules, que con la ley del mínimo esfuerzo, la victoria está en el casillero. Una falta de confianza que se debe a varios factores:

- Físico. No se le ve fondo, se vio el pasado sábado cuando no podían con las botas y eso le valió al filial culé para rematar el partido con dos goles. El equipo sufre porque es corto pero, además, mal preparado.Aducir la mala pretemporada debería ser un golpe bajo a su preparador físico. El pasado partido ante el Barcelona B lo jugaron ocho jugadores que estaban desde el día 10 de julio; dos que llevan ya casi dos meses(Portillo y Fran Mérida) y Cabrera poco tiempo más tarde. Podemos dejar aparte a Bedia y Sarpong-no todos los equipos están al 100% de jugadores en la plantilla en julio- pero un once que tiene bastante tiempo, incluso, para apelar que se perciban ciertos mecanismos. Tampoco ayuda las ridículas sesiones de entrenamiento cuando más se queja el entrenador de tener un equipo pésimo en el campo de la preparación física, facilitando, por extrapolación, que uno se pueda imaginar lo mal que se prepararon en La Nucía.

-Psicológico. Aunque no lo quieran reconocer, es algo natural:el portero no se siente seguro con la zaga-los despejes por azar de Cabrera acabarán dando un gran disgusto-; la zaga no cree en la delantera y es tan consciente del poco "punch" que juegue más nerviosa, lo que facilita los errores como los goles encajados en El Madrigal o el 0-1 del pasado sábado. No hay fe tampoco en un centro del campo poco constructivo y sin relación con el mediapunta. Así, pues, un simple 1-0 finiquita el partido en el minuto que sea.  Se puede apelar a un ambiente muy tenso en las gradas pero los errores se repiten a domicilio con escasa presencia de aficionados o ninguna(Sabadell).

No hay capacidad de reacción. El entrenador está más pendiente de la grada que para preparar al equipo para revertir la situación. Así es difícil pensar en arreglar un problema que, ciertamente, tiene más ramas pero, donde lo deportivo, tiene especial importancia.



Apunte Si hay noticia que no es noticia es ésta.A nadie le puede sorprender el estancamiento de Drenthe, despreciado incluso por su Feyenoord. Aquí se le sufrió. Irónicamente, en Alicante vio su mejor momento(convocado por la selección absoluta oranje) y lo dejó perder por historias innecesarias. Nadie le niega su derecho a cobrar su salario- los futbolistas casi son privilegiados a la hora de recibir el importe que se les debe- pero su rendimiento es lo que depara su evolución posterior. Ha dado problemas en Alicante, en Liverpool cuando tiene potencial de sobra.