Cuando ocurren derrotas como la de hoy, dolorosas, uno acaba recurriendo a aquel 5-2 de Mahón en la temporada 1992/93, aquel ridículo que fue, en sí, el pistoletazo para la reacción de un equipo herido en su orgullo. Desde aquel partido, se ganó en ocho de los diez partidos siguientes y se logró el ascenso Detrás de eso está un sueño, una ilusión de creer que estas derrotas obligan a cambiar de actitud. Ahora es cuando lo "iluso" es superado por una cierta sensación de estar a la expectativa: por un lado quiero desear una reacción en Las Palmas, un golpe en la mesa para que la afición-que hoy ya se iba del estadio con los sorianos celebrando su tercer gol- se olvide de este desliz; por otro lado, las dudas de antaño vuelven tras un mes de abril que parecía ser muy positivo; desde entonces, un empate con el U.D. Almería, otro por gracia de Manucho en Valladolid y la derrota ante un conjunto que sólo había ganado 11 puntos en 18 jornadas.
La derrota es difícil llegar a comprenderla. En la primera parte, salvo una falta lateral al poco de empezar el partido y un remate de Gilvan que salió muy cruzado, poco hubo digno de comentar. El estado de ánimo era bastante frío: no se veía claridad en el ataque, las imprecisiones en la zaga, un centro del campo nada afortunado y las nulas conexiones con los de arriba hizo que el empate fuera lo lógico tras los cuarenta y cinco minutos. Nadie se salvaba en el Hércules y las críticas se centraban en Urko, desacertado en el día de hoy.Pero es que la segunda parte iba a ser peor. La peor sensación es que el "score" se quedó corto, que el Numancia se plantaba en contraataques peligrosos. El equipo blanquiazul se puso bien pronto con el 0-1 en contra pero la línea no cambiaba, el equipo estaba sin rumbo. Es más, un disparo de Míchel con 0-3, tras los goles de De Cerio y Bedoya, salía tan desviado que traía el recuerdo del corte de mangas que hizo Farinós la temporada pasada. Con el 0-3 ya hubo marcha de gente, desesperada con el juego local, sin esperanza por el juego realizado. En los últimos instantes, el penalty a Gilvan permitió el gol del honor y poco más. Sólo los resultados han salvado a los blanquiazules de complicarse la vida-es más, la derrota almeriense, unida al triunfo cordobesista, aleja la zona del play-off con respecto al 7º- pero ya es otro aspecto es el que importa: ¿Cómo se llega a través del juego?.
Apunte Se sigue comentando lo que ocurrió en los minutos finales de la última jornada de la 1ª División, los gritos desde el banquillo "groguet", las conversaciones de Michu con un defensa granadino para convencerlos de dejarse encajar un gol. Historias que se quieren revestir de corrupción cuando es simple angustia. Lo grave es que se baje de categoría por un gol en fuera de juego que era.