En sí, no sabría decir o recordar si alguna vez lució el brazalete de capitán en el Hércules C.F en los tres años en los que estuvo en Alicante. Seguramente, no. Era la época de Parra, Paquito pero el central croata lo fue sobre el terreno de juego, sin necesidad de otros protocolos. Un defensa de lujo que también tenía cierta facilidad para el gol y para ser expeditivo. Sólo tres años estuvo en el club alicantino, suficientes para ganarse el cariño de una afición gracias a su pundonor. Son muchos los recuerdos que nos deja su centenar de partidos de blanquiazul desde que llegó procedente del Rijeka en el verano de 1994, desde aquel debut ante el Valencia CF en un partido amistoso donde lucía esa imagen característica en sus dos primeras temporadas. Ya no es sólo sus ocho goles, es la imagen que daba de no rendirse, de no bajar los brazos como lo demostró en varios momentos de su último período en Primera División. Su marcha a la Unión Deportiva Salamanca, donde estuvo otras tres temporadas, dejó cierta tristeza en el herculanismo, que perdía uno de los valores en la defensa para ser sustituido por aquellos veteranos, Giner y Martagón, que apenas alcanzaron la presencia del croata sobre el terreno de juego y sin esa personalidad del balcánico.
Si hubo un año pletórico para el central croata, ese fue 1.996: vivió el ascenso a 1ª con el Hércules C.F,. siendo uno de los héroes del regreso alicantino a la Primera División tras una década larga en el pozo de la 2ªB(un lustro) y 2ª(cinco años en dos etapas diferentes en todo); tras aquel logro, disputaba con la selección de Croacia la Eurocopa de Inglaterra. En aquella competición nos quedamos sorprendidos con aquel cambio radical de imagen: ya no era aquel central de pelo largo y la mítica cinta sino una cabeza rapada. A lo largo de la temporada en 1ª ya iba dejándose crecer el pelo pero su imagen sobre el terreno de juego seguía imponente. Los goles iban llegando con más facilidad de la prevista para la posición que ocupaba y la categoría: marcó dos célebres goles al FC Barcelona pero tampoco se puede olvidar aquel gol ante el Extremadura C.F.(el segundo gol del 2-1),Real Oviedo en casa(1-1), ante el CD Tenerife(3-1 en casa), ante el Athletic de Bilbao(el 1-0 de aquel 3-2 de la última jornada de Liga). Algunos fueron goles de decir basta, de sacar al equipo de la situación deportiva en la que estaba. Tenía en mente a la afición herculana, era consciente de que el equipo no estaba dando alegrías pero puso de su parte para que el equipo no bajara a 2ª División. Una semana después de aquel gol, el croata se despedía con un hasta luego. Volvió a Alicante, llegó a jugar en el equipo masculino del Sporting Plaza de Argel y alternaba su negocio con su presencia en las gradas del estadio Rico Pérez que, a partir del viernes, le echará de menos. El herculanismo no lo ha olvidado, lo sigue queriendo como se está comprobando el día de hoy, deseando que se den los pasos adecuados para el merecido homenaje que este croata de 44 años ya se merecía en vida. Descanse en paz.