Una vez más llegamos a nuestro particular "clásico", el partido ante un rival que no está pasando su mejor momento pero que convierte estos duelos en algo diferente, algo alejado de lo que refleja la clasificación. En el "clásico" de la provincia de Alicante la motivación pesará más a veinte kilómetros de aquí, lo que hará más complicado el partido.¿Por qué es así? En los franjiverdes se suma tres aspectos importantes: vencer al que está por encima en la clasificación, "arreglar" una temporada si se vence al eterno rival y frenar el recorrido que está cogiendo el conjunto blanquiazul. Por parte blanquiazul, el objetivo es diferente, pero tampoco quiero caer en el trampa de "un partido más". Ganar en Elche sería, definitivamente, la prueba de que se puede hacer algo de verdad si se concretase la opción de jugar play-off;además, sería un buen reclamo para lo que se pudiera ver seis días después, en el regreso de Esteban Vigo a Alicante. Ganar para seguir la senda del conjunto vigués y, si se da la opción, abarcar esa tercera posición a la espera de lo que pudiera ocurrir con el Real Valladolid y esos dos aliados que comentaba la semana pasada.
Elche, eso sí, no es territorio fácil de conquistar para las huestes blanquiazules, siendo tan contadas como memorables las victorias herculanas; quizás la última no lo haya sido tanto, pero también se recuerda a pesar de la poca estima que un sector de la afición tenía a Andoni Goikoetxea. Pero en el caso del Hércules, hasta algún empate que otro ha tenido sabor a victoria. Por ejemplo, los dos que obtuvo con Juan Carlos Mandiá en el banquillo: en el primero(2005/06), aquel penalty ejecutado a la perfección por Moisés con celebración muy sentida del gol; en el segundo(2008/09), aquel gol de Abel Aguilar en el minuto 94. Sin embargo, en la memoria común, está en el altar aquel 1-2 en la temporada 1992/93 que sirvió para clasificarse virtualmente para aquella promoción y, ya de paso, dejar tocado al rival que, por esas cosas, se clasificó antes pero que no subió después, a diferencia de los de Quique Hernández.
Apunte Lamentablemente, parece que el minuto 5 dedicado a Pavlicic pasó a mejor vida. Lo que parecía ser un modo bonito de recordar al croata en cada uno de los partidos ya dejó de hacerse. Tampoco el club quiso poner de su parte, convirtiendo ese minuto mágico-como se observó en el prolongado aplauso el día del partido ante el Girona C.F.- en uno más. Las menciones se olvidaron demasiado pronto.