El gol de Míchel supone la continuidad del equipo en la buena línea de los últimos tiempos. Afortunadamente, parece que se ha girado a tiempo los 180º que se requerían tras el descalabro en el Nuevo Arcángel y, anteriormente, ante un Nàstic de Tarragona que parecía un grande y no el equipo que tiene las arenas movedizas de la 2ªB por el cuello. Sin duda, lo positivo de ayer es que queda esa sensación de que todo no ha sido por suerte, que la victoria ha sido merecida esta vez. Además, era un partido que servía para tomar una referencia sobre una hipotética promoción de ascenso. En sí, esa es la clave del estado de ánimo que se percibe entre la grada y que ya parece trasladarse a los jugadores. Del partido habría que destacar que se salió desde un principio a marcar diferencias por parte del brasileño Gilvan Gomes, artífice de la primera ocasión del encuentro. Le dio movimiento al equipo en la parte ofensiva, permitía que el juego se desarrollara en la mitad del campo rival. Que la primera opción de gol viguesa tardase 37 minutos es algo a valorar; eso sí, el disparo de Mario Bermejo pudo ir entre los tres palos. En la segunda parte siguió la tónica del juego. El equipo pudo marcar el 1-0 en un ataque de Sardinero que repelió el portero y que, sorprendentemente, pilló despistado a Urko que, quizás, daba ya por el hecho el gol. En una jugada de pillos, con Peña y Túñez en el suelo por un choque cuando el lateral izquierda entraba dentro del área grande, Míchel cogió el balón entre la pasividad viguesa y enviaba el esférico a la base del poste defendido por Sergio y entraba ante la alegría de la afición. El Celta, que se había estirado y había intentado amenazar la portería defenida por Falcón, buscaba el gol para romper su racha negativa primero y para empatar después; ahí es donde emergió el cancerbero para evitar el gol del empate. La derrota viguesa deja un ambiente enrarecido mientras que el estado de ánimo positivo se vive en las filas blanquiazules.
Ahora bien, la única pega de ayer fue la escasa presencia en las gradas. Ni ocho mil personas cuando se viene de ganar dos partidos-no todos los días se gana marcando seis goles como en Murcia- es una bagaje preocupante. Es cierto que había un clásico a las ocho de la tarde pero bien valía acercarse al Rico Pérez(otra cosa sería que hubiera otros motivos) y animar en un partido que era clave ganarlo, acercarse al rival a dos puntos(cuando antes había 10 de diferencia).Esa es la gente que me ha dado más pena no ver por el estadio, mucho más que los que se iban cuando faltaban unos minutos. Dentro de dos semanas habrá un Hércules C.F.-U.D.Almería,esperemos que el ambiente, sin clásico de por medio, sea mejor porque se está en ese período en el que se va a hacer falta ese jugador nº 12 ahora que el equipo ya ha cogido la buena línea.
Si el que escribe en este blog ha mostrado cierta actitud hacia el juego del equipo de forma crítica, también es justo reconocer si la cosa va por el camino que, en sí, consideraba que debía ser el que ha cogido el equipo. En ese cambio, los aciertos tienen varios sellos: el acierto en la presencia de Gilvan Gomes en el once, el acierto-aunque ayer no mucho-de Urko Vera que demuestra que el equipo le ha faltado ese "9" durante la temporada. No se decía de poner desde un inicio a Adrián de Mesa pero haber contado con él de forma esporádica-entre la ausencia de Aganzo y la poca confianza que Mandiá tenía en el delantero vasco.
Apunte Un circo es lo que se está viviendo en esta LFP en esta temporada.Entre huelgas de jugadores, acribillando a las emisoras de radio y sin ningún respeto a la competición(multihorarios), ayer hizo el enésimo ridículo al retrasar en media hora el Sevilla C.F.-Levante UD que se debía jugar, en principio, a las diez. Lamentable todo, desde las excusas por decir que era interesante el post-partido. La LFP falta,pues, el respeto a 18 equipos.