Nadie esperaba a los tres minutos de partido que iba a costar tanto una victoria que todos los presentes en el estadio vislumbraban que iba a ser amplia. El equipo se fue diluyendo en la red de jugadores numantinos que impidieron una mayor fluidez en el juego herculano. En sí, ese sería el resumen breve de un encuentro que empezó bien, transcurrió de forma muy sufrida y acabó bien porque no hubo de pedir la hora al colegiado Gallo Moreno. El inicio, como se ha comentado antes, fue explosivo: despiste en la zaga soriana que hacía ver su falta de contundencia, un saque de banda sin apenas peligro, una prolongación de Moisés al segundo palo que acabó entrando en la portería defendida, por decir algo, por Juan Pablo. Durante los iniciales 25 minutos de la primera parte, el Hércules seguía controlando el encuentro y estuvo de ampliar el marcador si el colegiado hubiese señalado un penalty claro a favor del Hércules por obstrucción a Kike Mateo dentro del área grande. Poco a poco, el Numancia se fue estirando hacia el área defendida por Aragoneses. De los Santos -bueno será que siga contando minutos para recuperar la forma- no podía con el centro del campo rojillo. Apenas hubo ocasiones hasta el final de la primera parte. En la segunda parte, el Numancia siguió dominando el encuentro a pesar del cambio del centrocampista uruguayo por Diego Mateo tras el descanso y el posterior doble cambio que apenas sirvió. Durante media hora se veía más cerca el empate a uno que una victoria local. Pero este Hércules de Uribe, a diferencia del de Bordalás, también cuenta con la suerte que le faltó al anterior entrenador. Dos disparos sorianos rozaron el empate: un balón al poste y el otro lo rozó por escasos centímetros. Pero llegó la jugada clave para la posterior calma: saque de esquina herculano que es despejado por los defensas sorianos, balón dividido a treinta metros de la portería que gana Diego Mateo desplazando el balón hasta Kike Mateo, el murciano centra al interior del área grande, Turiel prolonga de espuela para que entre por detrás Montenegro y fusile a bocajarro al meta soriano. Faltaban cinco minutos para el final del encuentro y ya se había asegurado la victoria. Sólo quedó para la anécdota el remate, puños en alto, de J.C.Moreno y tarjeta amarilla al emulador del "Kun" Agüero.
La victoria tiene lo positivo de que se está en el buen camino: se esta huyendo de los puestos bajos-11 puntos en cinco jornadas, cuatro más que Elche en toda la temporada-, se comienza a contar con la suerte(ese balón al poste hubiera ido dentro), se ha ganado un excelente lateral izquierdo de gran empuje como es Graff pero aún hay trabajo por hacer y no sería recomendable bajar la guardia en el mercado de invierno. El equipo en su flanco derecho sigue estando cojo, por no decir amputado: Redondo sigue acumulando despistes y el esfuerzo de Schiavi por suplir la falta de marcaje del sevillano hace que el argentino también acabe descolocado y víctima de fallos(además de la tradicional y reconocida lentitud del "ex" del Boca). En el centro del campo, Diego Mateo se gana en cada jornada los número para ser titular junto a Turiel, muy laborioso. En la banda derecha, Benítez está absolutamente perdido- ya van dos semanas consecutivas- y, por ello, desaprovechado. Farinós sigue sin "estar" aunque intenta coger el nivel de antaño. En la izquierda, el dueño es Kike Mateo una vez que el murciano se manifiesta en su mejor nivel en esa banda y no en la suya natural. En la delantera, Moisés marcó su gol y luchó pero durante buena parte del encuentro tuvo que estar de espaldas y, lo peor, muy solo. Pero bueno, cuando las cosas iban mal lo importante es sumar puntos ya que el juego llegará por si sólo; sobre todo cuando los rivales vean que el Rico Pérez ha dejado de ser ese estadio donde los visitantes se iban con regalo seguro y es el fortín deseado por aficionados, jugadores y cuerpo técnico. En definitiva, cuando el Hércules con su juego imponga respeto al rival.
Apunte Muy triste despedida al estadio de La Condomina por parte murcianista. Una derrota ante el Polideportivo Ejido será el postrer recuerdo de un estadio que fue feudo "pimentonero" desde hacía ochenta y dos años.