Cuando el colegiado gallego Amoedo Chas terminó con el pitido final el suplicio herculano en el Bernabeu(3-0) parecía que se cernía cierta sensación de "funeral" tras una semana negra después del fallo de la primera jornada y ese gol de Lupidio en propia puerta en la noche del miércoles pasado ante el Nàstic. Sin embargo, esa sensación nefasta no se dio gracias a que los jugadores quisieron sacar algo de orgullo tras ese 2-0 del descanso y la expulsión de Turiel nada más salir del vestuario, a los pocos minutos de juego. Esa segunda parte ilusionó e incluso hizo soñar a la afición con ese gol, como en el Camp Nou en aquella noche mágica, que convenciera a los jugadores de que la remontada era posible. Todo fue sencillo: Cámara volvía a ese puesto que le hizo imprescindible al final de la temporada pasada, Miguel recuperaba su puesto en el centro, Sisi y Kike Mateo debutaron como verdaderos estiletes en cada banda, y, por último, la gran decisión de sacrificar a un defensa para sacar a Moisés para que Mandiá observase que dos puntas, uno cercano del otro, es mejor que un delantero aislado que, jugando de espaldas a portería, no sería rentable en el juego ofensivo. También vimos que Moisés empieza a afinar en las faltas.
Esta situación recuerda a aquella que vivió el técnico gallego cuando recaló en el Hércules: primer partido empatado con un rival crecido y que pudo hacer daño, si bien, el equipo alicantino tuvo en su mano la victoria; el domingo se perdió por 3-0 como en aquel sábado en la ciudad deportiva del Espanyol- mismo resultado, misma situación de jugar con diez y mejoría en la segunda parte a pesar del gol- y preocupó en su momento por esa escasez ofensiva hasta que los jugadores se fueron compenetrando con los resultados observados posteriormente. Sin querer dar margen tampoco al optimismo, la situación es mejorable a poco que el equipo consiga lograr su primera victoria, desde ese día veremos a otro Hércules. El día en que la mala suerte- el gol de Tortolero en propia puerta, fue culminación de lo que estoy escribiendo- se vaya disipando entre la creciente confianza de los jugadores se podrá creer en salir de los puestos de abajo.
Apunte Algo curioso sobre la visita del equipo blanquiazul al feudo de Chamartín. En las tres veces últimas que ha jugado, el equipo ha perdido en todas ellas. Además, se da el hecho de que tenían estos partidos algo en común: era el primer desplazamiento después de un ascenso. Vamos, que parecía predeterminada la derrota.