El triunfo del Nàstic por 1-3 ha dejado bien claro que la necesidad se ha impuesto a una pasividad mostrada por un equipo y, sobre todo, un técnico que parece dar por finiquitada la temporada: ya lo dijo la semana pasada, se ha llegado a los 51 puntos, ahora toca descansar. Sí que podríamos apelar a un arbitraje nefasto, desquiciante pero eso sería olvidar la vergonzosa primera parte que el equipo blanquiazul mostró: no sólo fue el 0-2 al borde del descanso...es que Falcón evitó otros dos goles mientras Rubén, el portero visitante apenas tuvo trabajo en esos primeros cuarenta y cinco minutos. Es decir, sería grave achacar al árbitro una derrota que fue merecida y que ha llevado a unos tímidos gritos contra el entrenador lucense y aplausos en el tercer gol catalán: es lo que tiene el cabreo, el enojo de parte de la afición. Penoso sería que se repitiera en dos semanas tras el Girona CF, equipo que inició esa trayectoria errante de este técnico. Hoy por hoy, cualquier defensa a la trayectoria del técnico sería imposible: ni jugadas a balón parado en condiciones, ni un sentido coherente en el juego...y ya estamos en abril. Se está viviendo de rentas de ese toque de suerte que acompañó al equipo en los primeros once partidos. Un triunfo catalán que ha llegado de las botas de un Fernando Morán que dejó en evidencia al técnico que lo desterró de Alicante.
El partido ya empezaba mal: Morán tuvo el 0-1 tras un fallo en el despeje de Arbilla pero Falcón puso el pie para evitar el 0-1 inicial. Otro centro lateral fue atajado por el guardameta gaditano que empezaba a ser ya héroe del partido. Estaba claro que los tarraconenses venían a Alicante con un afán por vencer(necesitan sumar 26-27 puntos en 12 partidos) y el equipo se plantaba casi como un sparring. Cierto que el Hércules cogió el control del juego durante unos minutos en los que parecía rondar el 1-0 pero la realidad es que, salvo una jugada que pudo ser penalty, poco más hizo ante un once poco ambicioso. Quizás poco satisfecho por la labor de Juan Millán, D'Alessandro lo sustituía por Tuni pasada la media hora de juego y, desde entonces, poco a poco fue llegando el equipo visitante. En una jugada, fue trabado Morán dentro del área y el colegiado fue directo al punto de penalty. El ex jugador herculano materializó el 0-1. Al instante, Juan Carlos Mandiá sacó a calentar a Gilvan y Urko, desesperando a una grada que empezaba a mirar de forma crítica a un técnico que reconocía indirectamente que se había equivocado de planteamiento...pero es que fue peor: al borde del descanso, Rodri materializaba fácilmente el 0-2 y dejaba el partido cuesta arriba. Tras el descanso, a los cinco minutos Gilvan recortaba distancias tras pase de Calvo y daba cierta ilusión por igualar el partido. Urko remató poco después un balón que fue a la base del poste pero el equipo se iba deshaciendo por momentos, no lograba llegar con claridad a la portería rival. Sardinero ocupó el puesto de Samuel por intentar evitar el desastre pero no fue así, el equipo ya no llegaba fresco con ideas a la portería catalana, los jugadores visitantes hacían de las suyas con veteranos que terminaron de romper el juego. Con leve música de viento en contra del técnico herculano, llegó el 1-3 que amplificó los gritos de enfado de la afición por lo que se estaba viendo. Ya van seis derrotas en casa, alguna esperada(Deportivo de la Coruña) pero otras que ya empiezan a ser dolorosas(Recreativo, Real Murcia, Villarreal B, Nástic o Elche CF por lo que implica). El encuentro ante el Nàstic lo ganó quien lo buscó con necesidad y, por momentos, acabó dando una lección de juego y ganas.
Apunte Debido al cumplimiento del ciclo de amonestaciones por parte de Jorge D'Alessandro, el técnico argentino se fue a una de las cabinas radiofónicas donde dio indicaciones, más bien gritos, que reventaban tímpanos. No sé qué hubiera soltado su boca si el Hércules hubiera empatado