No voy a negarlo, no era partidario del cese del entrenador. Sea porque las cuentas del club no están precisamente "boyantes" como para gastar casi dos millones en un finiquito, sea porque la imagen dada por varios jugadores sin sangre para revertir la humillación que estaban recibiendo del Osasuna de Pamplona me hacen valorar que la salvación es imposible si los jugadores no quieren. Sí, podrán decir de cara a la prensa que no quieren bajar pero lo vivido ante navarros y, hace dos semanas, ante almerienses me hacen pensar lo contrario. Si encima se dice, a través de los medios, que el núcleo de jugadores quiere a Juan Carlos Mandiá, blanco y en botella para pensar incluso que no querían asimilar lo que le decía el entrenador. Podrían haber puesto en una balanza que es lo que se juegan pero prefirieron tirar por la borda seis puntos que pueden ser vitales sólo por lograr que el malacitano fuera echado. Si las derrotas hubieran sido por mala suerte(por ejemplo, el partido que hizo el Cádiz cuando bajó aquí en el 2008 a pesar de tirar dos balones al larguero), aceptaría que sería la hora de un cambio sólo para cambiar la dinámica pero cuando es una bajada de brazos como la del otro día, lo evidente es que la solución es la contraria: es dejar bien claro a los jugadores que, por mucho que hagan, el entrenador termina la temporada y que se conciencien de una vez que, si no quieren bajar, deberán jugar como lo hacían hace unos meses. Posiblemente, el ascenso se daría así, mediante autogestión. Dará igual, que no hagan caso al entrenador(ya se pudo ver como al final de temporada se puso a dos delanteros y Tote en la derecha como se hacía con Mandiá) pero darse cuenta que la permanencia pasaba por sus botas.
El problema es que la directiva cedió a la presión de buena parte de la afición y mediática(vergonzosa la portada del lunes de cierto diario alicantino de mucha tirada) y acabó por destituir en la misma noche del domingo al entrenador. No acertaron a montar una sencilla cortilla de humo que hubiera consistido en decir que no se opinaba en caliente, que al día siguiente(lunes) se opinaría sobre la decisión y, con calma y tapados, buscar entrenador pero se pusieron en el disparadero desde el primer minuto-ya no digamos el ridículo que hizo el presidente cuando hacía tres días, en el programa nacional " El Partido de las doce" de la COPE, aseguraba que terminaría el contrato- y permitiendo otra mala imagen más. El Hércules lleva 48 horas sin entrenador, dando la sensación de que no querían cesar al entrenador Esteban Vigo pero le han obligado las circunstancias y, para colmo, recibiendo negativas, a veces propias de entrenadores, a veces de presidentes de otros clubes. En estas, llega la única alternativa posible: Gorosito o Juan Carlos Mandiá por tercera vez(y encima provocando un cisma en la afición). Si se deciden por el técnico lucense ya ha salido un obstáculo considerable pero es el Hércules CF. y no nos extraña nada: un artículo de la RFEF que impide la contratación de Juan Carlos Mandiá ya que la posibilidad de un técnico de entrenar, pasando de segunda a primera, requeriría que éste estuviera entrenando y no en el paro. Vamos, podrían fichar a Bordalás, por poner un ejemplo, pero no a un entrenador que está cesado y con contrato resuelto. Para colmo, de venir el lucense, el cisma que se está viendo entre la afición está siendo considerable.
Apunte Por cierto, el núcleo de la plantilla ha hablado esta mañana y ha reconocido que los futbolistas son los únicos culpables del cese del entrenador. No hacía falta este acto pues se vio el domingo pasado. Esperar unión de los aficionados es ingrato cuando han ido torciendo las cosas para que esto ocurriera. Visto el penoso espectáculo del otro día, rompe el ánimo de cualquiera(¡el que era el peor equipo a domicilio cascó un 0-4 sin despeinarse!). Si los profesionales no quieren, poco puede hacer la afición para revertir la situación.