Poco se puede decir sobre la fatídica derrota que no se haya dicho ya. La reacción dolorosa, los minutos sin reacción, los pitidos de buena parte de la afición terminaron de crear un ambiente muy tenso y que hubiera terminado de reventar si el conjunto almeriense hubiese estado afortunado en alguna contra y marcase el 1-3 mas el UD Almería tenía bastante con asegurarse la victoria ante un equipo desdibujado con el paso de los minutos. La lesión de Tote y la entrada de Kiko Femenía en el campo forman parte de punto de inflexión cuando el 1-0 que reflejaba el marcador era propicio para los de Esteban Vigo. Es más, un centro forzado por Pulhac no fue gol porque el remate de Abel Aguilar se iba fuera cuando pudo haber sido el 2-0 mas el colombiano ha estado desacertado de cara a portería y en el centro del campo y, en esa línea, es difícil salir adelante en días como el de ayer. La pena es que parecía que el partido podría resolverse con paciencia pero los nervios y el desacierto hicieron el partido cuesta arriba y, lo peor, es que poco se puede echar en cara al colegiado tras la internada de Tote y su derribo. Pero el encuentro y la derrota no se deben analizar desde ese error(más bien porque todo parece que las cosas van mal y el penalty se hubiera errado). Que en los últimos minutos del partido se viera al goleador Abraham Paz cerca de Trézéguet en la parte de arriba recordaba a los viejos tiempos de cierto entrenador aclamado que ponía a un central de delantero a la desesperada.
Proféticas palabras antes de comenzar el partido: estábamos esperando junto a la zona vip, antes de subir las escaleras hasta el acceso a la grada, cuando escuchamos como el encargado de seguridad le decía a un aficionado que, si se perdía, se bajaba. Sin más. Y mira que he vivido de todos los colores en esto del fútbol, pero ese espíritu autodestructivo se percibe en el ambiente y que impide continuar los intentos de algunas pocas peñas que trataban de animar el cotarro. No, la mayoría estaba más callada y expectante al juego. El Hércules no logró superar a un Almería que pensaba en cortocicuitar al centro del campo. Las escasas ocasiones que llegaron tuvieron color blanquiazul pero también una imprecisión inusual en un equipo que, hace dos meses, desplegaba un fútbol en casa con cierta calidad. Las jugadas a balón parado eran poco afortunadas y soliviantaban a parte de la afición. En la segunda parte ya vino todo lo negativo cuando, con el 1-0 de Paz, lo lógico era haber controlado el encuentro. La lesión de Tote, la tardanza en sacar a Kiko-que llevó a jugar tres minutos en inferioridad numérica con el resultado del gol del empate- y la dificultad para generar ocasiones terminaron de caldear un ambiente con parte de la afición gritando aquello de Esteban, vete ya(y otras frases más contundentes) al final del encuentro.
El equipo se pone en puestos de descenso y, para colmo, toca jugar en el Santiago Bernabeu. Por tanto, queda rezar para que nadie se vaya(¡¡hasta el punto de desear que gane el Valencia CF en Zaragoza o el Villarreal ante el Sporting!!!) y que el encuentro ante el Real Madrid sea leve porque, tal como están los ánimos, nada asegura lo que pase tras el partido ante el conjunto de Mourinho.
Apunte José Luis Oltra es uno de esos técnicos que se suele tener en mente porque se le ve que, tarde o temprano, acabará en el Hércules. En el día de hoy estaba mirando el calentamiento del conjunto local con interés, siendo una imagen inusual ver a un entrenador rival en esta situación cuando lo normal, como mínimo, es ver las evoluciones del propio equipo o dentro del vestuario. Por cierto, el técnico se quita el mal agüero de los partidos en el Rico Pérez.