Cuando Tote cayó al césped nada bueno auguraba; ni por asomo se pensaba que pudiera ser tan grave. Quién más y quién menos tenía en mente sus sempiternos problemas de tobillos y, a lo sumo, un esguince. Fue ayudado por Jeroni Llorca y un encargado de Cruz Roja para llegar al vestuario porque no quiso abandonar el estadio en camilla, quizás esperando un milagro pero no pudo ser. El gesto de Esteban Vigo cuando preguntó sobre el alcance de la lesión ya fue para temerse lo peor. Entre unas cosas y otras, el equipo estuvo tres minutos en inferioridad numérica y encajó el gol del empate. Sería difícil precisar el impacto que tuvo la lesión en los jugadores durante esos minutos pero, si nos fijamos en los hechos, es evidente que se notó un bajón en el juego, bien por la ausencia, bien por la forma de retirarse del jugador. Ayer, en las pruebas médicas, se confirmó la lesión que le va a impedir a Tote terminar la temporada actual cuando más se le necesita. La temida triada aparta a un jugador que podía ayudar a arreglar la situación deportiva del club y acelera, durante unos meses, el período post-Tote(tarde o temprano dejaría el club). Ahora queda, en el terreno deportivo, que los demás se comprometan a ayudar a sacar ésto por su compañero. Cierto que suena a muy utópico, "angelical" pero, si nos referimos a un recuerdo de plantilla que supera estas circunstancias, apunto a la famosa final de 2006 del Mundial de Baloncesto en Japón: sin Gasol, lesionado por una fractura en un dedo del pie, sus compañeros redoblaron esfuerzos y arrasaron a Grecia, que había vencido a Estados Unidos en las semifinales. No habrá esa magia de Tote pero sí debe estar el trabajo que lo supla.
Ahora queda otro aspecto. Suele ser habitual en los clubes ofrecer la renovación de un lesionado de gravedad cuando el final del contrato asoma. Incluso se ha dado casos extremos de un jugador que estaba con pie y medio fuera del equipo por un traspaso y ver como su club le ofrecía la renovación cuando se lesionó. Una manera de no dejar en la estocada a un jugador que ha rendido en el club. En el Hércules, salvo algún jugador, sí que se suele cumplir con este hecho por lo que es posible que el club ofrezca la renovación a un jugador que era ejemplo de futbolista itinerante y con pocas raíces pero que, en Alicante, ha logrado una estabilidad inusual en esta entidad donde, como mucho, se aguanta dos-tres temporadas y pocos son los elegidos que siguen. Cierto es que el club suele cometer algunos fallos considerables pero la renovación es algo que se clama desde el entorno. Se espera que se responda en la justa medida con alguien que ha aportado mucho en este último lustro. En este punto quiero hacer una valoración porque se suele decir que un club es una sociedad anónima deportiva y no una ONG. En ese aspecto, hablamos de un jugador que no "producirá" en seis-ocho meses(estamos hablando de regresar por septiembre-noviembre) pero también hay que indicar que una renovación gana en imagen para el club, pues aporta unas cualidades que, a medio plazo, acaban generando otros ingresos.
Apunte Unos van y otros vienen. Drenthe ya ha vuelto a Alicante. Ya veremos cuál es la predisposición a jugar con la que viene el holandés. Si es la del principio, ojalá, porque se necesita su ayuda en partidos donde es necesario desequilibrar, pero si es otra, sobra en esta plantilla.