El próximo miércoles se dirá si este fin de semana tendrá fútbol de primera o no. Un grupo de equipos, entre los que se encuentra la Real Sociedad, impugnó la decisión de suspensión de la 30ª jornada y solicitó la normalidad en la disputa de dicha competición. El Juzgado nº 63 citó a la LFP y a los que piden que no se lleve a cabo el cierre patronal y decidirá al día siguiente si continúa con la competición o acepta los argumentos de la LFP. En este caso, el Hércules se puso a favor de la patronal dirigida por Astiazarán.
De todos es sabido que el deseo de la LFP es la fulminación de la obligatoriedad del partido en abierto, la regulación del derecho de información, el tema de apuestas online(que es de lo poco que parece que está bien encaminado) y la independencia a la hora de designar quién controlará las cuentas de los clubes una vez que la nueva Ley del Deporte sí instaría a la creación de un órgano a la par de la UEFA y su fair-play financiero.De estas propuestas, se sabe que no hay voluntad de quitar el partido en abierto, una tradición de casi 50 años, por parte de los partidos principales(PSOE y PP) mientras que el citado derecho a la información habría que regularlo.
Desde entonces, el tema ha alcanzado altas cotas de crispación entre los que consideran que la LFP tiene razón(afortunadamente, no son muchos pero ruidosos) y los que ya están hartos de tanta queja de los clubes cuando las deudas con las Administraciones Públicas(AEAT y Tesorería General de la Seguridad Social acumulan el grueso sin olvidarse de las locales como, en el caso alicantino, SUMA) están cifradas en un importe considerable(cerca de 700 millones de euros) y nada se hace por exigir el pago de dichas deudas-mayoritarimente relacionadas con el pago del IVA(importe que ya satisface el aficionado al comprar la entrada o el abono) y con las retenciones(importe detraído a los jugadores de sus nóminas y fichas)-; si a eso le unimos que la mayoría de televisiones autonómicas pagaron o pagan por los derechos de emisión de los clubes del fútbol un importe importante o, como en el caso del Hércules CF, el uso de RTVV para salvar algún que otro difícil 31 de julio, eso hace que este cierre patronal haya unido a los que no les gusta el fútbol con los que están enojados por un cierre en el que no se vislumbra razón alguna.
Decían desde algunos medios que se privaba a clubes privados de unos mayores ingresos y, en un exceso de demagogia("¿Fútbol gratis? Estupendo. Pero, ¿por qué no antes los zapatos, el pan y la gasolina?" decía Alfredo Relaño en su columna del día 23 de marzo pasado), olvidándose, como he citado arriba, que el fútbol patrio está en deuda con los españoles allá donde se mire. Si jugamos a la demagogia, podríamos decir que si un panadero o un zapatero tuvieran la facilidad de no pagar a Hacienda como los clubes del fútbol, tendrían a la administración encima a diferencia de los clubes que, encima, reciben como premio a su pésima gestión, dineros de subvenciones o, directamente, les salvan el cuello.
Ojalá, la decisión sea la de jugar el próximo domingo-más cuando se percibe la hipocresía de quién pedía a los futbolistas que no hicieran huelga por el trastorno de calendario y ahora es el primero que se apunta para reventarlo- y que se vaya concienciando que quitar el partido en abierto es una decisión tan difícil de tomar para un gobierno como el de dejar de gastar el dinero de los contribuyentes para alimentar excesos de algunos dirigentes crecidos.