Siempre se ha comentado que no es lo mismo la motivación contra un equipo u otro. Así, por ejemplo, el equipo saldrá con más intención ante el Real Murcia que lo hizo el domingo pasado ante el Vecindario. Es cierto que todos los equipos son respetables pero hay partidos y partidos y aunque el entrenador intente por todos los medios motivar a los jugadores, éstos, subconscientemente, no terminan de concienciarse. También es cierto que una grada fría también tiende a no lograr el efecto que necesitan los jugadores en encuentros como éste donde el nombre del rival recién ascendido hace que se respire en la grada cierta sensación de inconformismo si no se vence y arrolla. El Vecindario jugó al Hércules creándole una tela de araña con cierto interés en tapar a Farinós, lo que impidió mejor movimiento y caer en un juego horizontal en búsqueda de Xisco y Tote. Durante unos minutos se movió el balón de forma correcta pero sin llegar a dar muchos sustos al cancerbero del conjunto canario. El gol de Montenegro debía de dar tranquilidad pero no fue así. El equipo terminó por no convencer en una segunda parte donde faltó el control del balón; es más, la sensación fue que, con la marcha de Turiel- en su primera gran ovación desde que está en el Hércules- se terminó de perder el control y el Vecindario fue para arriba; no causó temor pues sus balones por alto iban a las manos de Agassa, pero la posesión era lo bastante peligrosa por si hubiera algún despiste letal como el que hace dos semanas supuso la victoria malacitana. Con todo, las escasas ocasiones que tuvo el Hércules fueron suficientemente claras como para merecer un resultado mejor.
También es cierto que el equipo, que ya tenía la baja de De los Santos, se encontró con la baja de Sergio Fernández antes del partido, el cumplimiento del primero de los dos partidos de sanción que arrastraba Bordalás desde la pasada temporada; la lesión supuso que Redondo entrase en la convocatoria a última hora- cosas del destino, las molestias de Juanlu obligaron a sacarle en el puesto del interior titular- ; por otra, el hecho de que la notificación no llegara el lunes sino en las vísperas del encuentro tampoco ayudó. No son razones para pensar que fueron claves para entender el discreto juego del domingo pasado pero, al menos, contar con ellos. Quizás, estas circunstancias ante un rival con nombre e ilusión(Murcia, Elche, Cádiz) harían que el equipo terminase de ponerse las pilas mas el Vecindario, el hecho de ganar o ganar a un recién ascendido y el juego del rival terminaron por mostrar un juego que rebaja la euforia. Quizás el hecho de jugar en un feudo bien cuidado como el Heliodoro Rodríguez López y ante un rival, que hace una década se codeaba con los grandes, motive a los jugadores y que el entrenador no necesite inyectarles más motivación para lograr una victoria que igualaría ese inicio de la temporada del ascenso.
Apunte Lamentable la actuación de Luis Aragonés en el día de ayer. Primero con su actitud de dimitir para luego dejar de hacerlo; segundo, por echar en cara a la prensa que dimitía porque los informadores querían. Esa segunda lectura es la cierta: de haber querido, Aragonés hubiera dimitido de forma irrevocable tras la humillación ante Irlanda del Norte. Por desgracia, Aragonés no es Camacho, y aunque el de Cieza pueda tener mala prensa, tener algo de vergúenza no estaría mal que la tuviera el supuesto "sabio de Hortaleza".