Por muchas ruedas de prensa, previas y post-match que realice, el discurso de Mandiá sigue unos mismos parámetros desde que llegó. Al igual que en el juego mantiene una filosofía que no la deja aparte, en sus comentarios se ve una línea similar. Así, es de los pocos que ha dejado que campe libremente la ilusión en la afición; no sólo su juego ha hecho que la afición acuda al estadio Rico Pérez - lejos queda aquel momento en que había gente que no quería pisar las gradas mientras que el "innombrable" estuviese en el banquillo- sino su capacidad de saber cuando elogiar a la afición por el apoyo al club: en cada rueda de prensa, en cada entrevista dada a los periodistas nunca ha faltado el halago a la afición. Sólo contraponiéndolo al anterior técnico y su famoso "entorno negativo" se puede valorar más al técnico gallego, su labor y, sobre todo, porque ha permitido que la afición se sienta más valorada y motivada para seguir animando. Obviamente, no fallará alguna queja puntual a sus sistema mas los aplausos son más continuados y el apoyo es más completo que antaño. El entrenador ha hecho vibrar a la afición y ésta responde con sus mejores galas.
Lo que el entrenador gallego tiene muy claro es que lo importante es que la euforia existente en la calle, de la que se siente entusiasmado, no se traslade al equipo o, en su caso, se filtre en forma de una mayor confianza para ir hacia delante. Sabe que no sería bueno que la euforia prendiera de la peor manera en los futbolistas: prepotencia, creerse ganadores sin bajar del autobús, baja intensidad en los entrenamientos por lo comentado anteriormente. No es la primera vez que el equipo empieza muy bien y luego se rompe: en la edición 89/90, el equipo blanquiazul estuvo catorce jornadas sin perder, iban líderes cuando sólo podía subir uno en 2ªB y después se desinflaron mientras que Moncho no logró que la euforia de la grada empujara al equipo hacia arriba sino que los arrastró hasta una miserable 13ª posición. El entrenador gallego, sin embargo, logró que la euforia de la temporada pasada se "filtrase" en forma de motivación para que los futbolistas fueran a más, cogieran confianza y se soltaran. No hubo prepotencia sino una creencia en las cualidades propias de la plantilla para lograr el ascenso. En esta temporada, por ahora exitosa, seguimos por el mismo camino de que la euforia sólo se viva en las gradas y en la calle pero no en el terreno de juego. Afortunadamente, los jugadores son los más cautos a hablar de ascenso e insisten en los 50 puntos. Otra cosa es que desean llegar cuanto antes.
Apunte El domingo regresa Carlos Terrazas al Rico Pérez cinco meses exactos desde aquel partido ante el Ceuta, el equipo al que dirigía el técnico vasco. El frustrado ascenso y la oferta del Eibar le alivió la "pena" de tener que seguir en 2ªB. Quedará en la mente esa rueda de prensa en la que pedía un penalty que, vistas las repeticiones, resultó, siendo muy estrictos, falta del delantero. Será cuestión de la "International Board" el hecho de que no pitase la pena máxima.