lunes, abril 30, 2018

Ni las matemáticas

A estas alturas del lunes aún sigue habiendo alguno que aún tiene fe en la calculadora, envidio su entusiasmo ante la nada. Una nada que ya existía cuando se ganó ante el Valencia CF Mestalla y At.Saguntino. En su día, tras ganar al filial y al conjunto de la ciudad de Sagunto, ya escribí dos titulares signifcativos:"Y la pelota entró" y "Y la pelota...sigue entrando"; era un mero comentario para decir que la diferencia con otros días era el acierto. Ni espejismo podíamos decir, porque eso habría implicado una mejora en el juego que no hubo. Suerte y mucha efectividad definieron ambos partidos, pero esos son términos que van y vienen, si bien el segundo se debe trabajar continuadamente.

Reconozco que ayer empezó mal la cosa. Escuchando la alineación ya me quedé con una mala sensación: Óscar Díaz de "9" era una señal de no tomarse en serio el que podía ser el último match-ball que se tenía de los tres que quedaban. El once inspiraba bien poco y, por desgracia, era lo que presentía a lo largo de la primera parte. Un descalabro que se culminó con el 1-0, que ya no pudo revertirse y eso que quedaba más de media hora aún de juego. Se tiró el partido desde el primer minuto. 

Aunque aún quedan dos jornadas, lo normal es que el partido ante el Elche CF sea poco interesante para el herculanismo. Para más inri, se disputa ante un rival que buscará las opciones de poder ser segundo, llegando imbatido desde la llegada de José Rojo Martín "Pacheta"(17 puntos en 9 partidos). Tampoco nos extrañe que este Hércules sea capaz de dar un bombazo, pero lo normal será un partido flojo ante un rival que necesita más los tres puntos y que pueda definir el partido cuanto antes. Eso sí, un único ruego para esta semana: que no sean "madres" ... el día de la Madre.


Apunte. No puedo con el postureo este de ir a la banda tras terminar el partido. Quizás sea el hecho de no ir a desplazamientos y no entiendo lo que se sentirá con eso. Ese postureo que empezó a potenciarlo Garrido, cuando entrenaba al Real Betis, cuando hacía como que lloraba-al igual que su plantilla- cada vez que perdían en el estadio Benito Villamarín.